Arte que derrumba barreras
La Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie muestra sus obras en Málaga
Lo que Alejandro consigue hacer con su boca ayudado tan sólo por la rotación de su cuello sorprende. Pese a sus escasos 12 años, Alejandro Pinazo hace ya siete que cayó cautivado por los pinceles y los óleos, que se han convertido en las herramientas perfectas para vencer las trabas de su artogriposis congénita.
Sin movilidad de cuello hacia abajo, Alejandro pronto empezó a utilizar la boca para las actividades más cotidianas y hoy es uno de los becarios más prometedores de la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, creada por el alemán Eric Stegman en 1956 y que cuenta con más de 800 miembros repartidos por 73 países.
"De pequeño, la tetraplejia le limitaba para jugar. Apenas con dos años ya me pedía papel y lápices para dibujar", cuenta Sofía Rubio, madre del artista. "Le cogió afición a esto de la pintura y nosotros le vimos aptitudes, así que con cinco años le apuntamos a clases con otra pintora malagueña de la asociación [Mariví Rodríguez, quien también expone su obra] y con ella estuvo dos años]. Ahora sigue dando clases además de estar becado por la asociación.
Su actual profesora es una gran pintora, Virginia Fernández, que se desvive por él ya sea en la casa o en la academia a la que acude", añade Sofía, orgullosa de que Alejandro sea reconocido como el artista que es y que su obra, centrada en esta etapa en bodegones y paisajes, se exponga junto con medio centenar de cuadros más en la Sala Denis Belgrano de Málaga, donde estas obras de arte y de auténtica superación se podrán ver hasta el próximo viernes 27 de abril. "Es tanta su pasión por la pintura que hasta ha contagiado a su hermano de seis años, a quien está enseñando", indica Sofía.
Otro ejemplo de entrega al arte y de afán de superación es el de Virginia Polo, becaria también de la asociación. Virginia cumple el próximo miércoles 35 años y sufre una parálisis cerebral que le dificulta el manejo de sus brazos y manos. Pero no de los pies, que esta inquieta malagueña emplea con mucha más destreza que otros las manos.
El pie izquierdo de Virginia se mueve sobre el lienzo con una precisión milimétrica, con un pulso de cirujano. Pintora autodidacta en sus inicios, se formó después en una escuela de arte privada, donde perfeccionó su técnica.
Pero. además de la pintura, Virginia tiene otra pasión: el deporte. Ha ganado múltiples campeonatos mundiales en varias modalidades y es subcampeona del mundo en carreras de sillas en 100 y 200 metros. Una vitalidad y una capacidad de superación que le valió en 2001 el reconocimiento de la Junta, que le concedió el Premio Andalucía por la Superación por sus gestas deportivas y su valentía para derribar las barreras impuestas por su enfermedad.
Además de sus obras, en la exposición se pueden admirar las de otros 44 artistas que usan la boca o el pie para pintar y que proceden de países como China, Alemania, Taiwán, Chipre, Grecia, Finlandia o Dinamarca.
Estas creaciones sirven para que estos artistas puedan ganarse la vida haciendo lo que más le gusta, dado que la asociación, tras superar un examen que les convierte en miembros vitalicios, les asigna un salario de por vida para que puedan seguir sorprendiendo al mundo con su talento y sensibilidad.
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