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El militar asesinado en Usera fue sorprendido a la salida del metro

Tres hombres abordaron al cabo, que murió de un disparo

F. Javier Barroso

Tres individuos de aspecto suramericano abordaron al cabo del Ejército del Aire José Javier Cepeda Torrijos, de 29 años, que murió en la madrugada de ayer tras recibir un disparo en el costado izquierdo cuando salía de la estación de metro de Usera. Así lo han declarado varios testigos a la policía. Instantes antes de morir coincidió con su compañero de piso a la entrada de la estación.

El asesinato se produjo a la 1.10 en la calle de Mirasierra, en el distrito de Usera. José Javier Cepeda regresaba a su casa, en la calle del Quince de Agosto. Tras hablar con su compañero de piso, que se marchaba a Alcobendas, se topó con al menos tres individuos. Acto seguido se oyeron dos detonaciones.

"Vi a una persona correr calle arriba por Mirasierra. Medía 1,70 metros, con el pelo largo, y vestía un jersey y vaqueros oscuros. En ese momento, una chica empezó a chillar", comentó Daniel, un testigo.

Los otros dos atacantes salieron corriendo por la calle del Olvido, una bifurcación de la de Mirasierra. El herido se tambaleó, mientras se lamentaba: "¡Me muero, me muero!". Cayó al suelo. Unos jóvenes que estaban al lado le intentaron reanimar, pero permaneció inconsciente. Los facultativos de una UVI móvil del Samur-Protección Civil intentaron reanimarle durante unos 25 minutos, pero al final sólo pudieron certificar su muerte, según un portavoz de Emergencias Madrid. Una bala, del calibre 9 milímetros Parabellum, entró por el costado izquierdo y quedó alojada en el lado derecho del pecho. La otra salió despedida y fue encontrada junto a un parque cercano.

La policía descarta, en principio, el móvil del robo, ya que Cepeda conservaba sus pertenencias, como el reloj, y en su cartera había unos 18 euros.

El fallecido era el segundo de tres hermanos y había nacido en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Era cabo del Ejército del Aire y pertenecía a la banda de la unidad de música de la Guardia Real, donde tocaba el pífano (flauta de madera), el clarinete y la gaita. Como no pertenecía a la escala de suboficiales, no podía llevar arma fuera de servicio. Su padre, José Cepeda, viajó ayer desde Alcázar y se hizo cargo del cadáver. "Esto me ha destrozado la vida. Sólo quiero que se coja al culpable y que pague por todo lo que ha hecho", declaró, afectado.

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José Javier Cepeda ingresó hace unos nueve años en la banda de la Guardia Real. Hace un año fue condecorado con la medalla de Isabel la Católica. En este tiempo había aprobado la carrera de Magisterio musical y tenía previsto dar clases de clarinete en Ciudad Real a partir de junio.

Cepeda será enterrado hoy en su pueblo. "Era estupendo. Siempre tenía la sonrisa en la boca y se desvivía por sus amigos. Le encantaba la música, de la que había hecho el eje de su vida", señalaron compañeros de la Guardia Real.

El cadáver de José Javier Cepeda (cuyo rostro aparece abajo).
El cadáver de José Javier Cepeda (cuyo rostro aparece abajo).F. J. B.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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