Patxi López declara al juez que no hay nada ilegal en reunirse "con la izquierda 'abertzale"

El líder de los socialistas vascos, Patxi López, y su mano derecha en el PSE, Rodolfo Ares, defendieron ayer ante el magistrado del Tribunal Superior vasco que instruye una causa contra ellos por la reunión pública que mantuvieron en julio pasado con tres dirigentes de Batasuna que su cita con "la izquierda abertzale" se realizó "conforme a la legalidad" y con el objetivo "honorable" de que "no se vuelva a matar más por ideas políticas" en Euskadi.

Ambos dirigentes acudieron al Palacio de Justicia de Bilbao acompañados por sus esposas y una decena de dirigentes del partido, "con serenidad y sin alharacas", dijo López, poniendo así distancia con las manifestaciones del PNV para "presionar a los jueces". Ambos recordaron al instructor, Roberto Saiz, que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón no vio, días antes de la cita, ningún delito en que la cúpula del PSE se reuniese con Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia.

Los dos dirigentes socialistas, que se negaron a responder a los letrados de las acusaciones particulares del Foro Ermua y la Asociación Dignidad y Justicia para evitar que la declaración se convirtiera en un "interrogatorio político", declararon que en ningún momento se reunieron con Batasuna. Argumentaron que esa formación fue ilegalizada por el Tribunal Supremo en marzo de 2003, disuelta, y, a todos los efectos, no existe para la vida política. López explicó que se reunieron con "la izquierda abertzale" para lograr que se alejase de la violencia, diese pasos para legalizarse y respetase así las reglas de juego. "No les queremos fuera del sistema democrático, sino dentro", abundó.

Tras declarar, los dos comparecieron en la sede socialista de Bilbao, donde López animó a la popular María San Gil a que se recupere pronto de su carcinoma para seguir "con los desencuentros" con el PP. Aseguró que espera que la causa "quede en nada" y dijo que tras el testimonio de ayer ve "exactamente igual" de lejos la foto de un banquillo judicial con el lehendakari, dos líderes del PSE y cinco dirigentes de Batasuna. Los tres primeros están imputados por estas reuniones por un delito de desobediencia en grado de cooperación necesaria, mientras que los independentistas lo están directamente por desobediencia.

Pese a la cariñosa referencia a San Gil, López se mostró durísimo con el PP por llevarles a los tribunales con esta causa y "judicializar la política". Censuró la "deriva irresponsable" del PP y su "estrategia de juego sucio" contra los socialistas y les acusó de querer "convertir los tribunales de Justicia en los tribunales de Orden Público franquistas".