Los sindicatos censuran a la Xunta por aplicar sus reformas con "lentitud"
Atribuyen los conflictos en el sector público a la "decepción" tras dos años de gobierno
Huelgas de médicos, movilizaciones de profesores, manifestaciones de funcionarios... A la Xunta se le ha acabado el "período de gracia", en palabras del secretario general de la CIG, Suso Seixo. "Tras dos años de gobierno, es la hora de pasar de las palabras a los hechos", agrega. Xan María Castro, de CC OO, opina que se generaron "unas expectativas que aún hay que cumplir", y José Antonio Gómez, de UGT, que se están "dilatando medidas comprometidas". Para la Xunta, en cambio, los conflictos de las últimas semanas son "puntuales".
Los médicos interinos retoman hoy la huelga para reclamar que se regularice su situación, mientras los profesores de enseñanzas no universitarias anuncian movilizaciones contra el decreto que establece el horario de tarde en los meses de junio y septiembre. Las protestas de los profesores de música, plástica y tecnología o las del personal de los hospitales del Sergas, junto con las de los funcionarios que fueron desalojados de San Caetano el jueves pasado, dibujan un panorama de "repunte de la conflictividad" en el sector público, según los secretarios generales de los tres sindicatos mayoritarios. El conselleiro de Traballo, Ricardo Varela, rechaza categóricamente esa percepción.
"En efecto, están surgiendo conflictos sectoriales motivados en algunos casos por la dilación en la aplicación de medidas ya comprometidas", denuncia el responsable de UGT-Galicia, que niega no obstante que se haya pasado "a un escenario de confrontación generalizada con el nuevo gobierno". Más negativa es la percepción de Comisiones Obreras y CIG. Xan María Castro, de CC OO, atribuye la situación al "cúmulo de temas relacionados con el sector público acumulados durante el gobierno del PP". "Había expectativas de solucionar esos asuntos. Este gobierno prometió una serie de cambios que debe aplicar ya y en positivo", agrega. Seixo, de la CIG, va más lejos y reconoce "cierta decepción en un momento trascendental", cuando se está a punto de alcanzar el ecuador de la legislatura.
Casos puntuales
Ricardo Varela, mientras, considera que existen "conflictos colectivos laborales que se pueden calificar como puntuales". Pero el conselleiro de Traballo cree que esos problemas "han trascendido a los medios de comunicación y a la sociedad en general" por diversas causas. Por ejemplo, "por el importante número de trabajadores a los que afectan", caso de las huelgas en la sanidad. O bien, ya en el sector privado, "por la activa movilización de los afectados".
Pero lejos de compartir ese mensaje de normalidad, los sindicatos, y en especial Comisiones Obreras y el nacionalista CIG, creen que cunde un creciente descontento y que las protestas van a ir en aumento en los próximos meses. "El Gobierno gallego debe dar respuestas satisfactorias a los numerosos conflictos que tiene encima de la mesa, porque de lo contrario nos veremos obligados a movilizarnos", advierte Xan María Castro. "Allá donde la Xunta no cumpla, estaremos para exigirlo", puntualiza Suso Seixo.
Para CC OO y UGT, que las movilizaciones se produzcan tras el Acuerdo por el Empleo, pactado por Traballo con los agentes sociales y firmado el pasado 5 de febrero, es una mera coincidencia. No opina lo mismo la CIG, que se desmarcó de los otros dos grandes sindicatos y abandonó la mesa de negociación semanas antes de que se alcanzara el pacto. "Ya dijimos en su día que esos acuerdos no cumplían las exigencias mínimas. Fue un pacto decepcionante por propagandístico y por carecer de medidas estructurales. Ahí se vendió mucho humo", lamenta el secretario del sindicato nacionalista.
Las últimas movilizaciones han abierto un debate entre los sindicatos sobre si las exigencias a un gobierno progresista son mayores que las que había con el PP. "No se exige más, simplemente se abren unas expectativas y aparece en primer plano la necesidad de determinados cambios", concluye el líder de Comisiones Obreras. Para Seixo, se trata de la esperanza en que un gobierno "de izquierdas y nacionalista sea más receptivo". Gómez, de UGT, sí admite que "siempre se le exige más a un gobierno de izquierdas que a uno de derechas, y más en un contexto de déficit en condiciones laborales, sociales y retributivas". Para Ricardo Varela, mientras, "sí se puede presuponer una mayor empatía o receptividad a las revindicaciones sindicales" a un gobierno como el bipartito.
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