Investigadores en auxilio de Arquímedes
Un mecenas cuya identidad se mantiene en secreto, un mohoso libro de oraciones del siglo XIII que se ha reescrito sobre documentos mucho más antiguos de trabajos de Arquímedes y una red de investigadores que recurren a las técnicas más modernas y a los mejores expertos sobre el saber más antiguo son los elementos de un detectivesco proyecto de investigación en el que las ciencias experimentales ayudan a revelar la historia. Dos de estos expertos, Revel Nezt y William Noel, cuentan en El código de Arquímedes (Editorial Temas de Hoy) los detalles de este curioso proyecto de investigación, que comenzó en 1999 y todavía no ha terminado.
España es el primer país en que se publica este libro, cuyos autores iniciaron la investigación que pronto se convirtió en el Proyecto Palimpsesto, privado, que utiliza herramientas de integración de sistemas y planificación estratégica. Lo está financiando el todavía desconocido comprador del manuscrito (por dos millones de dólares), cuando éste salió a la luz en una subasta en Nueva York en 1998 tras mantenerse oculto y minusvalorado durante casi todo el siglo XX. Según los autores, se ha confirmado que es el manuscrito más antiguo que existe sobre Arquímedes, el único que contiene en griego original el famoso ensayo Sobre los cuerpos flotantes y la única fuente en griego para el revolucionario El método y el ameno Stomachion. Y además, contiene diagramas.
Noel es conservador del Museo de Arte Walters en Baltimore (Estados Unidos), donde fue depositado el manuscrito tras la subasta. Netz es matemático y experto en Arquímedes, al que considera el científico más importante de la historia, como queda meridianamente claro en el libro. Del trabajo artesanal de desmontaje y conservación de las mohosas páginas del palimpsesto a su análisis en el sincrotrón de Stanford, la investigación ha hecho un largo camino. En paralelo se ha reconstruido el azaroso recorrido del manuscrito por las orillas del Mediterráneo, de Alejandría a Constantinopla y luego en Europa, desde que se escribieron en el siglo IX los pergaminos originales.
El libro presenta positivamente el funcionamiento de la comunidad científica internacional, en la que sobresale Estados Unidos, donde, además de existir el dinero y el interés por hacerse con este tesoro histórico, existe también la masa crítica científica para poder investigarlo, recurriendo sin problemas a expertos de otros países. También es un recordatorio de aquellos tiempos no tan lejanos en que artistas y científicos tenían algo en común: ser financiados por mecenas.
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