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Crónica:Fútbol | 30ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Stoichkov calma a Balaídos

El Celta, que llevaba seis meses sin ganar en casa, supera al Deportivo en el debú del búlgaro

El búlgaro espantó al fantasma de Balaídos. Se veía venir desde su salida al campo, como con aura. Es la primera vez que el público de Balaídos, que ayer cumplía 6 meses del trauma de no ganar en casa, se levanta al unísono para festejar a un entrenador. Era la viva imagen de la desesperación, de pedir un milagro. Coincidió la salida de Hristo Stoichkov con un pasodoble por megafonía y así cuajó su estreno torero. Hubo pues efecto Stoichkov que era lo pretendido con el cambio de entrenador de hace una semana.

La calidad del juego del Celta no mejoró, pero sí se disparó su motivación. El Celta fue a por el gol desde el primer minuto y el Deportivo hizo gala de su organizada defensa, en la que Coloccini es fundamental. En realidad, el veterano argentino parece dirigir la orquesta deportivista desde su rincón derecho. El experto lateral, en su saldo final, sacó de entre los palos dos balones que ya habían superado al portero Aouate. Una auténtica valla, con permiso de Andrade.

CELTA 1 - DEPORTIVO 0

Celta: Pinto; Ángel, Contreras, Tamas, Placente; Pablo García (Iriney m. 63) ; Núñez (Jorge Larena m. 75), Canobbio, Gustavo López (Bamogo, m 69) ; Nené y Baiano. No utilizados: Esteban, Areias, Perera, Yago.

Deportivo: Aouate; Coloccini, Lopo, Andrade, Capdevila; Dusche (Taborda m. 67), Juan Rodríguez; Pablo Álvarez (Estoyanoff m.62), Iago (Verdú m. 46), Riki; y Adrián. No utilizados: Munúa, Sergio, Barragán, Juanma.

Gol: 1-0. M. 62. Baiano recibe un disparo defectuoso de Gustavo López y supera a Aouate con un tiro raso.

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Coloccini, Gustavo López, Duscher, Pablo García, Contreras y Lopo.

Unos 24.000 espectadores en Balaídos.

En el Celta, Pablo García, uno de los que salió de su letargo más o menos intencionado con la llegada del búlgaro, jugó solo en la posición de pivote, lo que permitió poner en la hierba a dos delanteros desde el primer minuto, Nené y Baiano. La ausencia de Oubiña fue superada a medias con un cambio en la actitud de los centrales, que ayudaron más a subir el balón y participaron más en la creación de juego. Nené, otro de los que se han estimulado con el nuevo técnico, sorprendió hasta cuatro o cinco veces con robos de balón desde la defensa y con contragolpes muy peligrosos que no acabaron en gol -uno de ellos fue anulado por el árbitro- por la falta de definición final. Es grave el problema de los célticos en el último metro del campo, adonde llegan con cierta soltura pero se bloquean. Es en este capítulo en el que debe hacer más hincapié Stoichkov, que puede mostrar todo lo que aprendió de su ex compañero Romario, un delantero que podría meter cuatro o cinco goles por partido en un equipo que llega tan bien y sentencia tan mal como el Celta.

No se podían esperar alardes estéticos a estar alturas, y no los hubo, aunque el Celta puso las ocasiones en forma de contragolpes de vértigo. El cuadro de Caparrós, que trató de trabar el partido, capeó el temporal desde atrás, colgando balones o con alguna falta sin peligro de Juan Rodríguez. En la primera parte, el Celta pudo golear, pero el balón se estrellaba contra el mal fario y hacía mil carambolas entre las piernas de los defensas, el poste y Aouate. El Celta lanzó 10 saques de esquina.

En el segundo tiempo el Depor se acomodó a un Celta que muerde pero perdona y se adelantó para llevarse lo que los vigueses renunciaban a tomar. Duscher, Andrade y compañía crearon cierto peligro, y fue en ese momento cuando el Celta se adelantó. Gustavo López disparó a puerta uno de eso tiros malos que se cargan de veneno y el balón acabó sin pretenderlo en un pase para Baiano que, totalmente solo, batió al portero. Lo mejor tras el gol fue la reacción de Stoichkov, que en lugar de amedrentarse y echar el equipo atrás metió a otro delantero, Bamogo.

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