Unicaja, con el último triple
Una canasta de Sánchez acaba con el Barça y lleva al equipo malagueño hasta la Final a Cuatro
Ni era el primero, ni seguramente será el último. Pero por la importancia de lo que estaba en juego y por lo que supuso en un final a cara o cruz, Pepe Sánchez metió la canasta de su vida. Gracias a ella Unicaja toca el cielo alcanzando por primera vez en su historia la Final a Cuatro, territorio reservado para los mejores equipos del continente. De esta forma y pase lo que pase, completa un trienio mágico. Hace dos años la Copa del Rey, la temporada pasada la Liga ACB, y ahora, con un triple estratosférico del jugador argentino a falta de siete segundos del final, se medirá a lo más granado del baloncesto europeo.
Con su canasta, Sánchez cerró una eliminatoria fraticida y que al menos en su tercera cita estuvo a altura de las circunstancias. Eso sí, sólo en lo que se refiere a los aspectos más emotivos del juego, porque ni uno ni otro fueron capaces de dotar a sus estrategias de la más mínima continuidad. Jugando con el cuchillo entre los dientes, el partido fue un constante choque de trenes donde reinaron siempre los planteamientos defensivos, que a punto estuvieron de llegar a colapsar el supuesto fin último de este deporte, meter canastas. Pero esta vez no se trataba de esto, pues había un objetivo por encima de las formas. Ganar como fuese.
UNICAJA 67- BARCELONA 64
Unicaja:
Carlos Cabezas (8), Berni Rodríguez (4), Marcus Brown (10), Carlos Jiménez (5), Pietrus (4) -cinco inicial-, Pepe Sánchez (11), Welsch (2), De Miguel (8), Tusek (15), Faison (0).
Barcelona: Lakovic (8), Navarro (9), Basile (10), Marconato (2), Trias (9) -cinco inciial-, De la Fuente (0), Fran Vázquez (12), Ukic (8) y Roger Grimau (6).
Árbitros: Pitsilkas, Bachar y Christodoulos.
Unos 10.000 espectadores en el Pabellón Martín Carpena de Málaga. Tercer partido de desempate para la clasifuicación para la Final Four.
4º CUARTO
19-20
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
21-18
17-14
10-12
Al final todo se decidió en dos jugadas, un cara y cruz (62-62 a 50 segundos del final). El Barça se encomendó a Navarro, a pesar de que el extraordinario jugador azulgrana había vivido una de sus noches más aciagas, consecuencia del torniquete de proporciones inimaginables que le aplicaron sus rivales. Sabedores de lo que significa en el funcionamiento colectivo azulgrana, los cinco jugadores de Unicaja vivieron con un ojo puesto en él, como si no bastase la inteligente persecución a la que le sometían entre Brown y sobre todo Berni Rodriguez. Las pocas canastas que consiguió fueron después de enorme esfuerzo, pues tenía que sortear manos, piernas y más de un leñazo. Pero si algo ha demostrado Navarro es que llegados a esos momentos decisivos, lo ocurrido hasta entonces le trae al pairo. Esta vez, el desenlace de su intento de matar el partido sí estuvo en consonancia con lo visto hasta entonces y su fallo dejó la resolución en manos de Unicaja. Se encomendó a Sánchez, especialista en esta clase de situaciones y acertó, dándole sentido al enorme esfuerzo realizado por todos sus compañeros.
La derrota deja sin efecto el gran partido de dos secundarios azulgranas, Ukic (incomprensiblesu ausencia en los minutos decisivos) y Vázquez, que mantuvieron vivo a un equipo donde naufragaron, además de Navarro, gente como Lakovic, una sombra andante, Basile o Marconato. Demasiado. Desaprovecharon la ausencia de Santiago, la precariedad física de Brown, su mayor pujanza física colectiva, los problemas de personales de Jiménez o que al doble alma de los malagueños, Cabezas y Berni, solo se les viese en labores defensivas. Basta con decir que se pareció mucho más al Barcelona de antes de la Copa que a la buena versión que siguió a aquel triunfo.
Con este desenlace, el baloncesto español presenta su doble candidatura. Una clásica, la del Tau, y una novedad, la de Unicaja. Nadie tiene motivos para quejarse. Están los que más se lo han merecido
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