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Reportaje:Fútbol | Liga de Campeones: vuelta de los cuartos de final

"Ante los retos, soy mejor"

Ayala encara su cuarto duelo con Drogba con el objetivo de mantener su defensa adelantada y probar al club su error por no renovarle el contrato

Con un hinchazón amarillento en el pómulo, Ayala se sienta solo, como le gusta, frente a la cinta de las maletas del aeropuerto de Manises. Apartado del bullicio. Son casi las seis de la madrugada del pasado miércoles y el Valencia acaba de plantar cara al Chelsea en Stamford Bridge (1-1). El central argentino viene de un duelo intensísimo con la figura del cuadro inglés, el delantero marfileño Drogba, pero no da la sensación de estar agotado. Pese a sus casi 34 años, se siente con la frescura de un juvenil. Sus ojos oscuros son más expresivos que sus palabras: "Soy optimista. Creo que pasaremos. Pero tenemos que salir a ganar. Nada de buscar el cero a cero".

"Me queda cuerda para rato. Por cómo me siento, me cuido y me gusta mi profesión"

Eso, en boca de Ayala, es una botella de oxígeno para sus compañeros ante este Everest llamado Chelsea. Es el líder de la defensa. Aunque tiene algo de guerrero solitario. Un individualista que aprendió a comunicarse mejor a partir de las enseñanzas de Rafa Benítez, ex técnico del Valencia. Ahora ordena la cobertura, la dirige y la aleja constantemente de Cañizares para evitar sucumbir bajo el larguero. Sus manos trabajan tanto como sus pies. Lo hizo en la anterior eliminatoria, en una exhibición táctica ante el Inter. Y se le espera esta noche en Mestalla. Con más razón. El Chelsea practica el juego directo: balonazo a Drogba, que convierte cualquier globo en ocasión de gol aprovechándose de un pecho gigante que imanta el balón. ¿Cómo combatirlo? "Con la defensa lo más adelantada posible", apuntó ayer el técnico, Quique Flores; "con una buena línea de presión de nuestros medios y delanteros para evitar los pases largos".

Clave, pues, la actuación de Ayala, como ya lo fue en Stamford Bridge, donde sólo cometió un fallo y costó el gol. "Drogba llegaba por todos los lados", resume con media sonrisa el capitán de la selección argentina, que es un jugador con una capacidad de recuperación asombrosa, según contaba Pako Aiestaran, ex preparador físico del Valencia y ahora en el Liverpool con Benítez. "Creo que me queda cuerda para rato. Por cómo me siento, por cómo me cuido, por cómo me gusta esta profesión. Y por la posición que ocupo", afirma Ayala.

Además de eso, Ayala tiene otro motor potentísimo: sus ganas de demostrar al Valencia que se ha equivocado al dejarlo marchar gratis al Villarreal. Su determinación es legendaria en Mestalla: hace tres años, prometió no cortarse el pelo hasta ganar algún título con el entonces equipo de Benítez y ese año cayeron dos, la Liga y la Copa de la UEFA, con el pelo lacio y negro llegándole ya hasta los hombros. Cada éxito de Ayala es un fracaso del director deportivo del club, Amedeo Carboni, que lo dejó ir por "orgullo". Es decir, por desavenencias en su época de jugador. El Villarreal se frota las manos. Lo ha fichado por tres ejercicios. Y, a tenor de sus genes, los cumplirá dignamente. Su padre también alargó mucho su carrera. Jugaron juntos en el San José. "Sí, formamos pareja de centrales. Él, con 35 años, hacía más de libre y yo, con 15, salía más a buscar la pelota. Era temperamental. Tenía un salto parecido al mío y, de cabeza, marcaba muchos más goles que yo. Él me transmitió la seriedad y el amor que se le pone a cualquier cosa", explica Ayala, padre de cuatro hijos, el primero de los cuales lo tuvo a los 16 años. Y capitán de su selección desde los 22. En la familia Ayala todos juegan de central. Su padre, su abuelo, su hermano Christian... Se lo facilita su fibra rápida, su explosividad, que compensa una estatura modesta para el puesto: 1,77 metros. "El trabajo de correr continuo me cuesta. En cambio, todo el trabajo corto y rápido lo hago bastante bien".

Ayala lleva ventaja en las tres veces que se ha medido a Drogba. Así lo reconocía, con humor, el africano a su llegada el domingo a Valencia al diario Superdeporte. "La primera fue en la final de la Copa de la UEFA, cuando yo estaba en el Marsella. Perdí. En la segunda marqué un gol, pero también perdí. Fue en el Mundial de Alemania, contra Argentina. A la tercera he vuelto a marcar y hemos empatado. Eso significa que he progresado". Aun así, Drogba valora los méritos de su rival: "Es increíble tanto en el juego aéreo como por el suelo. Siempre está donde está el balón y no te deja ni un metro. Y lo que me impacta sobre todo es que nunca hace falta. Juega al límite, pero sabe lo que se hace". Será porque se crece ante las adversidades. "Es como mejor me siento. Con un reto por delante, me expreso mejor", concluye Ayala.

Quique Flores (a la derecha) da instrucciones antes del entrenamiento de ayer a sus jugadores, entre ellos Ayala (a su lado, de espaldas).
Quique Flores (a la derecha) da instrucciones antes del entrenamiento de ayer a sus jugadores, entre ellos Ayala (a su lado, de espaldas).JOSÉ JORDÁN

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