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Reportaje:Automovilismo

La 'Champions' a 300 kilómetros por hora

La Superleague Formula, un nuevo campeonato de monoplazas ligados a los clubes de fútbol, arrancará en 2008 inicialmente sin presencia española

El Olympiakos no ha ganado nunca la Copa de Europa de fútbol y George, un fiel hincha del equipo griego, se lamenta de ello a diario. "Puede que, en breve, esto tenga remedio y este futbolero griego pueda ver ganar un título a alguien que viste la zamarra del Olympiakos. Mejor dicho, lucirá un mono del club griego". El reto lo lanza Alejandro Andreu, presidente de la Superleague Formula, un nuevo evento de carreras de monoplazas que, según la previsión de sus organizadores, arrancará en agosto de 2008. Pregona el líder del proyecto que el objetivo principal es aunar el tirón de la estima hacia los colores de un club y el auge de las carreras de bólidos. "En ningún momento queremos hacer la competencia a la fórmula 1; esto es otra historia", sentencia este especialista en mercadotecnia, de 51 años. El objetivo es de una claridad cristalina: "Estamos creando una competición que ofrecerá algo más. ¿Y qué es este algo más? Pues el gancho que supone para la gente los colores de su equipo de fútbol favorito. En la F-1 sólo enganchan los constructores y la nacionalidad del piloto. Ahora somos alonsistas, pero el día que se vaya Alonso el interés por la F-1 volverá a caer".

De momento, seis clubes, entre ellos el Milan, han confirmado su presencia en la parrilla de la primera carrera
"En ningún momento queremos hacer la competencia a la F-1; esto es otra historia", dice la organización
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Una previsión optimista

Aunque no pretendan robar protagonismo al circo de Bernie Ecclestone, los impulsores de la Superleague Formula han tomado buena nota de los aspectos más criticados del Mundial de Alonso y compañía. Más que coches, los clubes que tengan representación en el nuevo campeonato lo harán a partir de aviones. "Estamos hablando de coches

[ensamblados por Élan/Panoz Motorsport, en Estados Unidos] que serán iguales para todos los pilotos. Monoplazas que se asemejan mucho, en prestaciones, a las de un F-1

[motores V-12 que rinden unos 750 caballos de potencia]", asegura este ex miembro del departamento de mercadotecnia de Coca-Cola. Andreu conoce a la perfección los puntos fuertes de su producto. "Queremos potenciar todo aquello que se ha perdido en la F-1. Hemos suprimido la aerodinámica extrema y hemos ido en busca de motricidad. Nuestros bólidos calzarán slicks (neumáticos lisos), y tendrán dos metros de anchura (los actuales de la F-1 miden 1,8 metros)". Con ello, la organización está convencida de que será la pericia de los competidores lo que marcará la diferencia en los tiempos, facilitando, además, el elemento más llamativo de las carreras: los adelantamientos. Otro punto de distanciamiento con respecto a la F-1 es su filosofía, que, en la Superleague, es mucho más abierta. Mientras que una entrada de tribuna para ver a Fernando Alonso en un gran premio europeo supera en muchos casos los 200 euros, la entrada completa para un fin de semana de rondará los 25 euros en el nuevo evento, al tiempo que los niños de hasta 14 años entrarán sin pagar un euro. La herencia de la Nascar se refleja en la apertura del paddock y el pit-lane.

Llegados a este punto, una pregunta resulta obligada: ¿Cómo se llama la atención de los clubes? "Es fácil: a ellos no les cuesta nada. Sólo reciben dinero. Nosotros alquilamos su imagen para desarrollar una nueva sección deportiva que el club controlará según su criterio. Al final de la temporada, el pastel se divide en tres partes: un tercio para el club, otro para la escudería y otro para la organización", esclarece Andreu, y enfatiza: "Nosotros sólo presentamos clubes a escuderías y proponemos, pero ellos deciden todo. Es su marca y tendrán capacidad para imponer su criterio en todo lo que atañe a su coche".

Hasta hoy son seis los clubes que han confirmado su presencia en la parrilla de la primera carrera de las seis que se disputarán el primer año, todas ellas en circuitos europeos de primer nivel. En función de la respuesta de los clubes y de los aficionados, la previsión es ampliar el calendario, progresivamente, hasta las 17 pruebas al llegar a 2012.

Andreu viajó la semana pasada a Milanello, la ciudad deportiva del Milan, donde, junto con Maldini, Ronaldo y demás jugadores de la primera plantilla del equipo italiano, se destapó el coche rossonero. Además del italiano, los organizadores tienen el sí del PSV Eindhoven holandés, del Porto y del Olympiakos, el club de George. "Nuestro blog de Internet recibió el otro día 14.000 visitas, incluida la de George. Consciente de que su equipo raramente ganará la Champions, él ve con muy buenos ojos que el coche de su equipo pueda ganar al Milan o al Barça en una carrera o incluso gane el campeonato", sonríe Andre. Consciente del reclamo que supondría en Europa la participación de Barcelona, Real Madrid y Valencia, el máximo responsable del proyecto llamó a la puerta de los tres clubes. El resultado obtenido no fue, por el momento, el que esperaba. Parece que ninguno de ellos está para carreras y sólo el Valencia parece dispuesto a llegar a un acuerdo. "Desde el Barça lo descartamos hace meses", asegura Jordi Badia, portavoz del club y quien llevó el tema. "Nosotros lo descartamos totalmente hace meses porque no vemos la viabilidad del proyecto ni tampoco el interés que puede tener un club como el nuestro para vincularse a él. El Barça nunca ha tenido una sección de motor y no acabamos de encontrarle sentido. La fórmula 1 es una cosa, distinto sería que viniese a buscarnos una escudería de F-1, pero este proyecto no lo vemos viable", zanja Badia. La postura del eterno rival es similar: "Desde el Real Madrid pensamos que el fútbol es un fenómeno extraño y que pega mal con todo. No sabemos en qué podría verse beneficiado el club y, en cambio, creemos que esta sección podría tener consecuencias negativas para la imagen de nuestra marca. Por eso hemos decidido darnos un plazo de tiempo para ver qué ocurre", explican desde la directiva madridista.

Menos radical resulta la opción inicial del club valenciano. "No hay nada firmado porque no lo vemos del todo claro", asegura un responsable del área de mercadotecnia del Valencia. Y razona el desplante: "Estamos esperando una mejor oferta por parte de la organización. Nosotros preferiríamos ceder sólo nuestra marca, la imagen del Valencia, despreocuparnos de todo lo demás, y obtener beneficios al final. No queremos más trabajo", apostillan desde el club.

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