Cataluña mantiene la alerta por riesgo de inundaciones del Ebro

Cualquier precaución es poca y la Generalitat de Cataluña mantiene aún activado el plan Inuncat en fase de alerta por posibles inundaciones en los municipios situados en la cuenca del Ebro. El agua del río sigue bajando en niveles alarmantes hacia la desembocadura. El tramo catalán está marcado desde Mequinenza (Zaragoza) por una sucesión de embalses en Riba-roja de Ebro y Flix. Las puertas de este último, a unos kilómetros del delta, se han abierto para facilitar la regulación de las avenidas de agua y evitar desbordamientos. Río arriba, en la ribera baja zaragozana, el Ebro aún sigue anegando miles de hectáreas. Y aunque está previsto que la alerta termine hoy, la vigilancia seguirá.

El tramo final del Ebro bajaba ayer con un inusual caudal de 1.500 metros cúbicos por segundo en Ascó y 1.850 en Tortosa (Tarragona), unas cifras similares a las de los últimos días, que no han provocado ninguna inundación. El río suele desbordarse en Tortosa cuando supera al menos los 2.300 metros cúbicos por segundo de caudal, y las previsiones de la Confederación Hidrográfica del Ebro para la zona de Zaragoza son que durante los próximos días vaya disminuyendo el flujo paulatinamente, aunque tardará en alcanzar los niveles habituales. Este organismo no disponía ayer de previsiones para Tarragona.

20 días sin descanso

Aún así, en Aragón, los equipos de la Confederación Hidrográfica del Ebro han decidido no bajar la guardia y, pese a llevar casi 20 días sin descanso, no tienen previsto retirarse de los lugares en los que el agua todavía sigue causando problemas. Tampoco descansan los efectivos del Gobierno aragonés o la Diputación de Zaragoza, porque la tierra no puede tragar toda el agua recibida en tres avenidas consecutivas y porque la rotura de diques aguas arriba de Zaragoza, para preservar las poblaciones, ha provocado que, con menos caudal, el Ebro mantenga una altura similar a la crecida de 2003 en los pueblos que están debajo de la capital aragonesa.

Los alcaldes de la zona son conscientes de lo ocurrido y de que las motas (defensas), aunque no han cedido, dejan filtrar el agua que anega los campos. Con todo, las pérdidas pueden ser menores que hace cuatro años porque los dispositivos de coordinación han funcionado y no se ha tenido que desalojar ningún pueblo ni hay que lamentar pérdidas de ganado como en aquella ocasión.

Esta semana se analizará lo ocurrido. Se sabrán las causas de la altura aguas abajo de Zaragoza con menos caudal, se valorará si se actuó correctamente y se volverá a debatir la necesidad de dragar el río, que baja sucio y que crece en su lecho. La punta de la crecida del Ebro llegaba ayer a la localidad zaragozana de Gelsa y viajaba entre cuatro y cinco kilómetros hacia el pantano de Mequinenza, que está al 90%. En Zaragoza seguían cortadas tres vías por las inundaciones: una carretera autonómica en Pina, una provincial en Gallur y un camino en Movera. En Teruel la nieve mantenía problemas circulatorios en 14 carreteras de las sierras y otra estaba cortada.