El decisivo papel del PNV

La presentación en el Registro del Ministerio del Interior de un nuevo grupo de izquierda abertzale que lleva en su denominación oficial la palabra "batasuna" despertó de inmediato el rechazo de prácticamente la totalidad de los partidos políticos, no sólo de ámbito español como PSOE, PP o IU, sino también en grupos nacionalistas como PNV y Convergència i Unió. La decisión de poner en marcha una iniciativa condenada de antemano al fracaso pareció confirmar que no se ha recompuesto nada de lo que se rompió en diciembre como consecuencia del atentado de Barajas.

Hace cinco meses, las declaraciones de Arnaldo Otegi asegurando que la nueva formación sólo proponía y defendía medios democráticos y pacíficos para la consecución de sus fines independentistas hubieran podido despertar algún interés. Tras el atentado de Barajas, la aparición de Abertzale Sozialisten Batasuna ha sido recibida más como una provocación que como una auténtica oferta.

La decisión de poner en marcha una iniciativa condenada al fracaso parece confirmar que no se ha recompuesto nada de lo que se rompió tras Barajas

Parece evidente que los seguidores de Batasuna dan por cerrado el camino de la legalización de una nueva "marca" y que apostarán exclusivamente por las llamadas "agrupaciones electorales" para acudir a los comicios municipales del próximo mes de mayo.

La fórmula es mucho más complicada, exige "nombres blancos", es decir, sin antecedentes policiales o judiciales, y, sobre todo, no puede funcionar con normalidad en las elecciones autonómicas que se celebran al mismo tiempo en Navarra, donde es necesario presentar una única lista y donde tiene mucha más importancia el peso individual de los candidatos.

Lo más interesante, desde el punto de vista del Gobierno, ha sido la reacción del Partido Nacionalista Vasco que no ha encontrado "nada nuevo" en la presentación del nuevo partido. El PNV ha sido siempre contrario a la Ley de Partidos, pero mantiene que, mientras exista, es Batasuna la que debe encontrar la manera de cumplir los requisitos para poder presentarse a las elecciones, condenando el uso de la violencia.

El lehendakari Juan José Ibarretxe ha defendido siempre su derecho a hablar con Batasuna (lo que le ha llevado en dos ocasiones ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco), pero admite que mientras no se derogue la ley, Batasuna no tiene nada que hacer desde el punto de vista electoral.

El presidente del partido, Josu Jon Imaz, por su parte, continúa firme en su petición de que Batasuna exija a ETA el abandono de las armas. Los dos políticos hablarán, como es tradicional, en la celebración del Aberri Eguna, Día de la Patria Vasca, el Domingo de Resurrección, y nadie espera grandes novedades en alguna de las dos intervenciones, si no se ha producido para entonces algún cambio sustancial de la situación.

La posición del PNV, consideran en medios socialistas, está claramente establecida y su dirección ha dado ya pasos irreversibles en el rechazo no sólo a la violencia de ETA, sino también de las tácticas políticas de Batasuna. Haga lo que haga ETA, los socialistas y el Gobierno de Rodríguez Zapatero cuentan con el apoyo sin fisuras de Imaz al frente del PNV.

Elemento prioritario

Desde el punto de vista de la dirección del Partido Popular, el "frente vasco" sigue siendo un elemento prioritario de su estrategia política, según admiten públicamente y sin la menor duda. Los populares consideran un éxito haber conseguido que, pese a que si se toman los tres últimos años en conjunto los actos violentos y terroristas han disminuido muy sensiblemente, el tema siga estando, casi más presente que nunca, en la agenda política de los españoles. Confían, además, en que aparezca, "bien representado", en las preguntas que responderá Mariano Rajoy en el nuevo programa de TVE Tengo una pregunta para usted, al que acudirá muy posiblemente el próximo día 16 de abril, tras las vacaciones de Semana Santa.

El programa, aseguran en la sede popular, tiene una ventaja añadida para Rajoy: refuerza la idea del bipartidismo. En otros espacios de debate político, PSOE y PP se ven obligados tradicionalmente a compartir escenarios con Izquierda Unida (IU) o con los partidos nacionalistas, lo que suele terminar reflejando el aislamiento total en el que se mueve el Partido Popular y su presidente Mariano Rajoy.

En el nuevo formato, reconocen los populares, el PSOE pierde la posibilidad de presentarse como el único partido de ámbito nacional capaz de plantear acuerdos y negociaciones con otras formaciones políticas.