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Reportaje:APUNTES

De pioneros a la quiebra

La Universitat y la gestora Universal Events se enfrentan por las deudas del voleibol femenino

Juan Morenilla

La aventura universitaria que comenzó como un proyecto deportivo único en España tiene pinta de acabar en los tribunales. A principios del curso, el club de voleibol femenino Universitat de València se plantó en la Superliga española con una propuesta innovadora: era el único que participaba como una universidad en lugar de como un club deportivo. Y con un requisito especial para sus jugadoras, universitarias por contrato. Para jugar, debían matricularse en una carrera. El equipo comenzó su participación en la Superliga y en el Campeonato español universitario con seis españolas, tres búlgaras, una rumana y una rusa. Entre entrenamientos y partidos, debían abrir los libros y preparar los exámenes de diferentes estudios, desde Filología a Administración de Empresas. Pero el pequeño ecosistema ha saltado en pedazos pocos meses después por problemas económicos. De la plantilla inicial, sólo siguen Naiara Pedro y Marita López. Y las dos partes que se dieron la mano, la Universitat y la empresa gestora Universal Events, están enfrentadas por decidir quién debe asumir las deudas.

La Universitat llegó hace tres años a un acuerdo con el Club de Voley Quart para unirse en un mismo proyecto. Al final de la temporada pasada, la quiebra hizo desaparecer al Club Ávila Voley y Universal Events, una empresa que organiza acontecimientos deportivos, adquirió la plaza para ceder los derechos a la Universitat mediante un convenio. La Universitat pagó 29.000 euros por el canon y el aval bancario, y aceptó aportar otros 67.800 para viajes, arbitrajes e inscripciones. A cambio, Universal Events se comprometía a pagar los gastos de personal y podía gestionar la publicidad dentro y fuera del pabellón y los derechos de imagen de las jugadoras. Juan Cuenca, administrador, negoció con los patrocinadores. "Pero debía tener el visto bueno de la Universitat, por la imagen de las empresas", advierte Antonio Iradi, director del servicio de deportes de la Universitat y presidente del club de voleibol. Ahí comenzaron los problemas. "Les presentamos tres patrocinadores, una empresa de calzado, una inmobiliaria y una compañía se seguros, y los rechazaron. Universal Events no es un patrocinador", se queja Cuenca. La Universitat se defiende. "Prometieron a esas empresas que la Universitat contrataría con ellos unos servicios, que nos comprometeríamos a realizar un gasto. Por ejemplo, que firmaríamos con una empresa la póliza de seguros. Eso sale a concurso público. Eran acuerdos irregulares", argumenta Iradi.

La cuerda se rompió por el lado más débil: las nóminas de las jugadoras. Según la Universitat, recibieron "un pagaré sin fondos" de Universal Events. Según la sociedad mercantil, los ingresos se esfumaron porque la Universitat "retrasó la firma de los patrocinios privados y no cumplió con las ayudas públicas". "No todo puede depender de que mi empresa adelante el dinero. Universal Events es un gestor. En el convenio se dice que las subvenciones se destinarán a gastos de personal. La Universitat ha cobrado una subvención del Ayuntamiento y debería haber ido a las jugadoras", acusa Cuenca.

Sin cobrar a fin de mes, el equipo se dividió en dos grupos, el de las extranjeras y las españolas. Para éstas, las foráneas "sólo estaban por el dinero" y contaban con privilegios del entrenador, Fernando Claudio, que les permitía jugar siempre "sin importar cómo se entrenaran". "Había una fractura total. Las extranjeras le echaron un pulso al entrenador, le declararon la guerra. No estaban de acuerdo con su sistema de juego. Decían que era un buen entrenador de juveniles, pero no de Superliga. Una acusó al segundo entrenador de haberle pegado. Había muy mal ambiente y dejaron de ganar. El técnico les acusó de tirar balones fuera adrede y de fingir lesiones", recuerda Cuenca. Y, claro, sin cumplir con los salarios, estaban "atados". "Les hemos dado la excusa perfecta con el dinero, la coartada para justificarlo todo. No podíamos sancionarles por bajo rendimiento porque no cobraban", añade.

Antes del 31 de enero, límite para cambiar de equipo, las jugadoras dieron un ultimátum. O cobraban o se iban. "Y les di la baja voluntaria. Es muy razonable. Si no, les estaría estafando", admite el presidente, Iradi. El equipo quedó desmantelado en plena competición y la plantilla se completó con jugadoras de Primera Nacional. Una alineación indebida le costó al club una sanción de cuatro puntos. "Universal Events dice que no pueden pagar y muchas jugadoras se han ido sin cobrar. La Universitat ha pagado más de 100.000 euros entre hoteles y desplazamientos, y exigimos que nos paguen la diferencia desde lo que nos comprometimos", reclama el responsable universitario. "No vamos a asumir más gastos", responde Juan Cuenca; "se nos ha apartado de la gestión. Las jugadoras firmaron con la Universitat, no con Universal Events". El empresario se ha reunido con el vicerrector, Rafael Gil, y espera una respuesta por escrito al conflicto. Mientras, ha tomado "medidas legales".

El equipo es el colista y sin esperanza por salvarse. "Lo peor ha sido ver cómo todo se iba al garete y nadie se ponía las pilas. Universal Events no nos pagaba y la Universitat ha reaccionado cuando ya ha pasado todo", lamenta Naiara Pedro. "Perderemos la categoría. Somos un club universitario, con un presupuesto relativamente bajo [600.000 euros]. Sinceramente, nunca nos planteamos acceder a la Superliga", resume Iradi. La clave fue Universal Events, que ha organizado el Europeo de Voley Playa y la campaña de Bàsquet al carrer del Pamesa Valencia. Cuenca opina: "La Universitat se ha visto totalmente desbordada por lo que supone un equipo de Superliga".

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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