Eduardo Alonso y Xulio Lago, vencedores en la gala de los premios María Casares
Los mensajes a favor de la libertad de expresión jalonan la fiesta del teatro gallego
En un decorado lunar propio de La guerra de las galaxias y con "replicantes virtuales del cuarto milenio" para rendir homenaje a la memoria histórica, el mundo del teatro gallego celebró anoche la undécima edición de los premios María Casares con un mensaje reivindicativo en defensa de la libertad de expresión y contra "esa nueva profesión del famoseo". La época de la República, recreada a través de la vida de los cafés de Vigo, es también el tema central de la superproducción Imperial: café cantante, del Teatro Noroeste, que salió triunfadora con 5 de los 13 galardones.
Eduardo Alonso, autor y director de esta obra que relata los meses previos al asesinato de José Calvo Sotelo, cinco días antes del golpe de 1936, recibió, entre otros, los premios al mejor texto original y la mejor iluminación. La música de Bernardo Martínez que ameniza esta pieza teatral, así como el vestuario y la escenografía de Paco Conesa, también fueron reconocidas por el jurado. Sin embargo, el galardón al mejor director fue para Xulio Lago por A raíña da beleza de Linane, de Teatro Atlántico, que además se alzó con la distinción al mejor espectáculo.
En su breve pero ácido discurso con el que arrancó la gala, el presidente de la Asociación de Actores y Actrices de Galicia, Vicente Montoto, lanzó, bajo una bandera de la República, una contundente llamada a la libertad de expresión y censuró el boicot del PP a los medios de comunicación del Grupo PRISA. Nada que ver con el plan de las artes escénicas que prepara la Consellería de Cultura, "una buena noticia", dijo Montoto al llamar a la profesión a "trabajar con entusiasmo" en este proyecto "para que el desencanto reiterado se transforme en esperanza".
La Cidade da Cultura y su nebuloso futuro centraron las criticas de los pequeños sketches que salpicaron la entrega de los premios. Entre el público, acudió en representación del aludido equipo de la consellería el director general de Cultura, Luis Bará. Manuel Fraga y Xosé Manuel Beiras, caricaturizados por muñecos gigantes, escenificaron un pequeño diálogo sobre sus respectivas marchas de la vida política.
Luís Tosar y Gonzalo Martín Uriarte se llevaron los premios de mejores actores por sus papeles protagonista y secundario en Hamlet, de la compañía coruñesa RTA-ROSP, mientras que en el apartado femenino, el galardón a la mejor actriz recayó en Luisa Merelas por su interpretación en la obra O regreso do deserto, del Centro Dramático Galego (CDG). Anabell Gago, en Carambola, de Lagarta-lagarta, fue distinguida como mejor actriz secundaria.
La costurera del CDG, Concha Abad, muy querida en el mundo del teatro, recibió el Premio de Honra Marisa Soto que rinde homenaje a su trayectoria, talento y dedicación. Compostelana e integrante desde sus inicios, en 1984, del CDG, para el que cosió los trajes de un centenar de producciones, Abad recogió el premio con voz entrecortada y una gran ovación del público, puesto en pie.
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