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Reportaje:

La penúltima oportunidad de Beloki

El pelotari actual más laureado busca su tercera 'txapela' tras una actuación brillante y sorprendente en el Parejas

Rubén Beloki (Burlada, 1974) estaba llamado a entrar en la historia de la pelota, un lugar en el que un solo nombre sirve para definir una época. Sin embargo, las expectativas generadas en torno a un zaguero que con 20 años ya había logrado su primera txapela del Manomanista no se han llegado a cumplir para muchos. O sí. Beloki ha llegado, con la de hoy en el Ogueta de Vitoria (18.00, ETB), a 14 finales, siete de mano a mano en las que ha cosechado cuatro victorias, y otras siete del Parejas, con dos entorchados y la posibilidad de un tercero. Los mejores registros de un pelotari en activo. Sin embargo, se le sigue acusando de no haber marcado una etapa.

Tal vez la explicación se encuentre en la época de transición que la ha tocado vivir, o la profesionalización de esta modalidad o sus problemas de regularidad por culpa de las lesiones, pero al de Burlada se le ha exigido siempre más que al resto. Desde que se comprobaron sus dotes, durante los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, donde logró el oro, la afición vio en él al nuevo Mesías. Su golpe con la diestra, parado sobre la cancha y sin más impulso que su brazo, hacía saltar chispas en los frontis y en los ojos de los pelotazales: la clase de Galarza y la persistencia de Maíz en un solo zaguero. Así comenzó la leyenda del Látigo de Burlada.

Pese a su historial, se le sigue acusando de no haber marcado una etapa

La generación de Retegui II y Arretxe iba abandonando las canchas y comenzaban las apariciones de Titín III, Eugi o Olaizola I, su rival hoy. Cada uno con sus atributos fueron configurando un deporte cada vez más espectacular y profesionalizado, pero la acumulación de partidos y el golpeo impenitente de Beloki fueron causando mella en sus manos, con una epidermis demasiado fina como para contener tanta potencia. Y llegaron los clavos, el mal de manos y las lesiones, que pusieron a prueba su constancia y sacaron a relucir la figura de un luchador incansable, pero con un punto menos de ambición que algunos de sus rivales.

Pese a que su principal arma, la diestra, era también su talón de Aquiles, Beloki consiguió imponerse e ir acumulando victorias, en demasiadas ocasiones junto a compañeros con un juego varios peldaños por debajo del suyo. Primero, junto a Retegui, en 1994, final en la que acabaría perdiendo frente a Arretxe y Titín; después, en 1996, logró vencer en compañía de Capellán. Ha sido desde 1999 cuando el de Burlada ha cumplido rigurosamente con un calendario nada premeditado, pero muy fiable. Cada dos años, el zaguero de Asegarce comparece en la lucha por el campeonato.

En esta ocasión, nadie apostaba por él y su compañero, Asier Olaizola, dos veteranos que parecían inermes frente a la aparición de Juan Martínez de Irujo y Aimar Olaizola. La nueva pelota de potencia extrema, velocidad y riesgo parecía haber ganado definitivamente a los tiempos de transición entre el golpeo y la resolución de tantos. Ahora, con todo resuelto de manera expeditiva, ni el brazo de Beloki ni el de Olaizola I parecían llamados al éxito. Sin embargo, la casta no se pierde y la dupla ha protagonizado, especialmente Beloki, un torneo espectacular, borrando a todos sus rivales sin demasiadas complicaciones. El zaguero de Burlada ha sido el pelotari que menos tantos ha perdido y el que ha demostrado mayor seguridad en su juego.

En su contra estarán otros dos jugadores teóricamente abocados al fracaso: Xala y Martínez de Eulate. El vascofrancés ha destacado por su capacidad rematadora. Mientras, Martínez de Eulate supone una confirmación. El zaguero de enormes remos que ganó la txapela el pasado año junto a su amigo Martínez de Irujo ha callado muchas bocas con su tremendo torneo. Muy recio, hoy deberá superar el bombardeo de sus rivales, que buscarán un partido largo y peloteado sin que Xala pueda entrar a remate en posiciones cómodas.

La final imprevista, enmarcada en un torneo descafeinado por el abuso de partidos sin trascendencia y las sustituciones, ha vuelto a animar a la parroquia, que va a jugarse el dinero en favor de Olaizola y Beloki en apretadas posturas de salida, cercanas al 100 a 80. Además, parece la ocasión más propicia para que Asegarce rompa tres años de dominio de su rival, Aspe, comandada por el intratable Martínez de Irujo. Éste, junto a Olaizola, con problemas físicos, han sido la decepción de un torneo en el que Beloki no ha encontrado rival.

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