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Reportaje:JEEP COMPASS 2.0 CRD LIMITED | PRUEBA

Un 4×4 de imagen deportiva y precio ajustado

El Compass es el primer todoterreno ligero de Jeep, su primera incursión entre los 4×4 sin reductora, una categoría que triunfa en Europa. Apuesta por la imagen deportiva para distinguirse y atraer al público joven, pero, a pesar de su origen estadounidense, está bien adaptado a los gustos europeos. Tiene unas medidas compactas para circular en ciudad, un comportamiento estable en carretera y un turbodiésel que gasta poco. Y se vende a precios ajustados (desde 25.990 euros) e inferiores a los de sus rivales, como el Toyota Rav4 y otros.

Estética deportiva

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El nuevo 4×4 de Jeep comparte la base mecánica del Dodge Caliber, un familiar equivalente a los Golf y Focus europeos. Sin embargo, se viste con una carrocería todoterreno de estilo deportivo y presenta una estética de GTI de campo, para seducir a profesionales solteros y familias urbanas jóvenes. Mide 4,40 metros de largo, un tamaño compacto y correcto para circular y aparcar en ciudad. Y tiene una altura comedida que, combinada con la inclinación del parabrisas y el portón trasero, estiliza su figura y contribuye también a resaltar su carácter.

El frontal mantiene la imagen de Jeep en la parrilla, con los dos faros redondos y las barras verticales de la marca. Pero llama la atención el diseño robusto de las esquinas de los parachoques y, sobre todo, los trazos musculosos de las aletas, que rematan su imagen deportiva con rotundidad. Además, incluye detalles originales en un 4×4, como las puertas traseras, que llevan los picaportes integrados en los pilares de las ventanillas para que parezca un cupé. El resultado es un todoterreno moderno con gran personalidad, pero también con una imagen algo pesada. La aerodinámica es mejorable, aunque correcta para un todoterreno.

Amplio y austero por dentro

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El interior es desahogado y transmite sensación de amplitud. Los asientos no son grandes, pero como se va sentado más alto y erguido que en un turismo, permite llevar las piernas en una posición más natural y tiene suficiente espacio para las rodillas en las plazas traseras. El maletero es sólo correcto (334 litros), aunque se puede ampliar abatiendo los respaldos posteriores, que se regulan también en inclinación.

El punto débil del Compass es su diseño interior, que refleja la escasa importancia que otorgan los compradores norteamericanos a la calidad de acabado. Así, el salpicadero presenta un aspecto pobre, con una consola central muy elemental y un volante poco vistoso. Desentona, sobre todo, la calidad de los materiales, con plásticos muy básicos y unas terminaciones superadas en la actualidad por cualquier competidor. Una lástima porque, por lo demás, al contrario que el Caliber, tiene una insonorización aceptable, las suspensiones filtran los baches sin sequedad y permite hacer viajes largos sin sacrificar el confort.

Dos motores y dos acabados

El Compass se vende con dos motores, un 2.0 CRD turbodiésel de 140 CV (desde 25.990 euros) y un 2.4 de gasolina con 170 CV (a partir de 28.500). Los dos montan un cambio manual, de seis marchas en el CRD y de cinco en el otro, pero éste se ofrece también con un automático secuencial CVT. Están disponibles en dos acabados: Sport o básico y Limited. El primero incluye cuatro airbags (frontales y de cortina), ABS, control de estabilidad ESP, tracción 4×4 con bloqueo de diferencial, radio-CD, ordenador de viaje, llantas de aleación (17 pulgadas) y el equipo eléctrico habitual. El Limited añade tapicería de cuero, control de velocidad, asientos con calefacción, mandos del equipo de música en el volante y llantas de 18 pulgadas.

Conclusión

El Jeep Compass es un todoterreno diferente que destaca por su imagen deportiva. Tiene una línea con carácter, un interior amplio, aunque poco vistoso, un funcionamiento mecánico satisfactorio y buenas prestaciones y consumos. Además, incluye un equipo de serie correcto y es más asequible que otros 4×4 similares.

El Compass mantiene el frontal del Jeep, con la parrilla de barras verticales. La cintura alta de las puertas y, sobre todo, los resaltes musculosos de las aletas y los parachoques definen su estilo deportivo.
El Compass mantiene el frontal del Jeep, con la parrilla de barras verticales. La cintura alta de las puertas y, sobre todo, los resaltes musculosos de las aletas y los parachoques definen su estilo deportivo.CÉSAR LUCAS ABREU

UN INTERIOR POCO VISTOSO

El diseño interior resulta demasiado espartano para los gustos europeos. El salpicadero y la consola central son muy sencillos y presentan unas formas muy cuadradas. Pero lo más mejorable es la calidad de acabado y la poca presencia de los materiales, con plásticos económicos y tonos poco vistosos que restan empaque al conjunto.La dotación de huecos para objetos es escasa. Tiene una guantera pequeña con una repisa abierta en la zona superior, dos posavasos y otra repisa junto al freno de mano, y bolsas pequeñas en las puertas delanteras. En cambio, el apoyabrazos es original, porque aparte del cofre interior lleva una tapa que se abre en la zona superior para dejar el teléfono móvil o un iPod.Las plazas traseras son correctas en espacio para las piernas y permiten regular la inclinación del respaldo para ampliar el maletero. Pero la tercera plaza central es incómoda: el túnel de la transmisión y los posavasos del piso molestan en los pies. El maletero no es muy grande (334 litros), aunque se amplía abatiendo los respaldos (1.277 litros). El portón del acabado Limited incluye unos altavoces que se pueden mover para oír música desde fuera. La zaga del Compass es muy robusta. El refuerzo gris del parachoques y el alerón del portón son lo más destacado.

EL MEJOR PRECIO

El acabado Sport del Compass turbodiésel es más asequible que las versiones equivalentes de sus rivales. El equipo de serie es algo inferior en seguridad -sólo cuatro airbags-, pero incluye ESP y sensor de presión de ruedas. El modelo de Jeep cuesta 800 euros menos que el Actyon, otro todoterreno ligero de imagen deportiva. El Ssangyong incluye también sólo cuatro airbags, y ofrece unas prestaciones inferiores, aunque lleva reductora, control de descenso y llantas de 18 pulgadas.El Hyundai Tucson y el Kia Sportage, dos modelos gemelos, son 1.200 y 1.500 euros, respectivamente, más caros. Los dos tienen seis airbags, aunque no incluyen el ESP ni alcanzan las prestaciones del Jeep. El Toyota Rav4, la referencia en la categoría, cuesta 2.600 euros más y tiene siete airbags, ESP, MP3 y detalles prácticos como el asiento trasero regulable en longitud.

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