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Reportaje:

Los chinos 'sobrecogedores'

Empresas y funcionarios de Pekín suelen entregar sobres con dinero a los periodistas que acuden a las conferencias de prensa

Los dirigentes de Pekín suelen argumentar que China es diferente, que su historia y sus circunstancias son diferentes. En aras de estas particularidades, el capitalismo en la potencia asiática se llama socialismo con características chinas. Y cuando se trata de la información, China también es especial: desde los máximos líderes -que censuran la información- hasta los periodistas, que suelen recibir sobres con dinero de las empresas por acudir a las ruedas de prensa, y, en ocasiones, extorsionan a empresarios o funcionarios bajo la amenaza de publicar sus supuestas ilegalidades.

El último ejemplo oficial de la característica china lo ha proporcionado la recién celebrada sesión anual de la Asamblea Popular Nacional. El viernes pasado, durante la rueda de prensa del primer ministro, Wen Jiabao, éste dio un capotazo cuando un periodista occidental le preguntó sobre el futuro de la democracia en el país y la publicación de un libro en Hong Kong, que recoge comentarios a favor de una democracia multipartidista por parte de Zhao Ziyang, secretario general del Partido Comunista Chino durante las manifestaciones de Tiananmen (1989).

Algunos informadores extorsionan con la amenaza de publicar supuestas ilegalidades

Wen, que era entonces jefe de gabinete de Zhao y logró escapar a la criba política, respondió extensamente a la primera parte de la pregunta. Dijo que la democracia y los derechos humanos "son valores a los que aspira toda la humanidad", pero que los cambios tardarán en llegar porque el desarrollo económico y las reformas sociales son prioritarios. Pero cuando tuvo que afrontar la segunda parte, la resolvió con un tajante: "No he leído el libro".

La rueda de prensa -en la que las intervenciones son filtradas en su mayoría de antemano- fue transmitida en directo por televisión. No pasó de ahí. Cuando, el lunes pasado, la prensa oficial publicó lo que llamó "el texto íntegro de las preguntas y respuestas" de la comparecencia, la parte sobre Zhao Ziyang había desaparecido.

Las organizaciones de defensa de derechos humanos y libertad de la información aseguran que la situación ha empeorado en el último año, a pesar de los compromisos adquiridos por Pekín con vistas a los Juegos Olímpicos de 2008. "Las autoridades están censurando libros, imponiendo más restricciones a las televisiones, y, aunque han suavizado las normativas para los periodistas extranjeros, en el caso de los chinos la situación ha ido en sentido contrario", dice Vincent Brossel, responsable para Asia de Reporteros Sin Fronteras (RSF).

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Pekín ha distribuido una lista restringiendo la información que pueden publicar los medios chinos sobre 20 temas, como la Revolución Cultural o la corrupción judicial, según el South China Morning Post. El diario de Hong Kong afirma que ha sido establecido un sistema de penalización por puntos, que puede conducir al cierre de la publicación infractora. Desde el año pasado, han sido despedidos altos cargos de las redacciones de los periódicos más críticos.

El control es creciente en Internet. Pekín filtra el contenido y bloquea el acceso a miles de páginas. Según RSF, al menos 52 personas están en la cárcel en China por haber colocado escritos en la Red considerados inapropiados. El país tiene 137 millones de cibernautas. Además, ha vetado la emisión de dibujos animados extranjeros y de telenovelas en dialectos locales durante las horas de máxima audiencia televisiva.

Activistas y observadores políticos aseguran que el incremento de la censura se debe a la celebración en octubre del 17º Congreso del Partido Comunista Chino, en el que se producirá el relevo de algunos de los máximos líderes. Pero temen que se prolongue con vistas a los Juegos Olímpicos.

En este entorno de control sobre los medios, en los últimos meses han saltado varios escándalos sobre la existencia de periodistas locales que exigen dinero a funcionarios y empresarios a cambio de no publicar sus corruptelas. Un paso extremo de la práctica habitual e ilegal de entregar un sobre con dinero -normalmente 300 yuanes (29 euros)- a los reporteros para que acudan a las ruedas de prensa. Conocidos como hong bao (sobres rojos), son calificados también como de gastos de transporte.

Wu Bangguo, presidente de la Asamblea Popular Nacional (de pie), presenta la ley sobre la propiedad china el pasado día 16 en la clausura de la sesión.
Wu Bangguo, presidente de la Asamblea Popular Nacional (de pie), presenta la ley sobre la propiedad china el pasado día 16 en la clausura de la sesión.AP

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