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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sartenes

Susanna Griso se ha sumado a la fiebre gastronómica y en su diario Espejo público (Antena 3) incluye algunas recetas elaboradas por Fabián Martín, campeón mundial de pizzas y ex boxeador. El martes, aprovechando que Álvaro Pombo participaba en la tertulia de actualidad como el imprevisible tertuliano que es, Griso le propuso convertirse en pinche accidental del cocinero y en probador de los ingredientes de una pizza de chocolate con mascarpone. Pombo, que actúa con una delirante naturalidad ante las cámaras, aportó su expresividad y, de paso, aplacó el gusanillo del hambre que, a esas horas de la mañana, suele causar estragos en los estómagos más sensibles, poéticos y omnívoros. Fue, por utilizar un adjetivo cursi y gastronómico, un momento delicioso.

En esa misma línea de gastronomía desacralizada y alejada de la pompa uniformada y de los alardes tecnológicos (con sus catálogos de sartenes rigurosamente vigiladas), hay que aplaudir, con manos pringosas, el estreno de En casa de Jamie Oliver (Localia, los sábados a las 16.30). Oliver es un treintañero desinhibido que sólo tiene un cuchillo (enorme, eso sí). Le encanta mezclar las ensaladas con los dedos y transmitir una energía liberadora y nada pedante. En el primer capítulo, nos enseñó las patatas de su anárquico huerto, trabajó en una cocina calculadamente caótica pero más verosímil que los laboratorios propios del género y se comportó como un cocinero aficionado entusiasta y no como un alquimista paternalista.

Informal, devoto de una vocación unplagged por la cocina, apostando descaradamente por convertirse en alternativa joven a la gastronomía mediática oficial, Oliver destila una espontaneidad necesaria, que recuerda la del memorable libro del gran Anthony Bourdain Confesiones de un chef, en el que, hablando de sartenes, recomendaba: "Una buena sartén debe causar lesiones graves si se la estampas a cualquiera en la cabeza. Si dudas qué se abollará primero -la cabeza de la víctima o la sartén-, tira en el acto la sartén a la basura".

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