El Centro Dramático estrena en abril 'A piragua', un texto de Cándido Pazó sobre los malos tratos

Cándido Pazó escribe y dirige la tercera producción del Centro Dramático Galego en 2006-2007, después de Regreso ao deserto y la revisión de Tarará-Chis-Pum! El Salón Teatro, en Santiago, acogerá el 13 de abril el estreno de A Piragua, con Xosé Manuel Olveira Pico y Susana Dans de protagonistas e Iolanda Muíños, Marcos Orsi y César Goldi en los papeles principales.

Tras Nao d?amores (1995), sobre texto de Gil Vicente, Pazó vuelve a dirigir para el CDG, en este caso una pieza sobre los malos tratos. Pazó parte de una anécdota que vivió hace años -un vecino criticó la presencia de una piragua en una plaza de garaje- para explicar hasta qué punto cuesta cambiar de hábitos.

"El hombre debe reacomodar sus comportamientos y su tolerancia a la frustración", relató el director de García. Para Pazó, "en ese proceso se inscribe la violencia que reflejan los medios. Nuevas relaciones y nuevos discursos precisan nuevos hábitos, y así sucede también con las relaciones entre hombres y mujeres". De todos modos, Pazó desaconseja ir al teatro en busca de tesis. "Quien busque mensaje podría salir frustrado".

Para Olveira, Delio en A Piragua, "todo lo que saque al personaje de la normalidad lo vuelve violento". El actor de Muros, presente en más de 40 montajes del CDG desde 1986, explicó algunos de los rasgos de su personaje. "Este Delio no entiende, de repente, que un tío pueda tener una piragua en su plaza de garaje porque las cosas son como son". "Cuando su mujer le plantea trabajar el desajuste es mayor".

Susana Dans (Rosa), que vuelve a la programación oficial del CDG tres años después de O ano do cometa, destaca la visión "cotidiana" de la violencia doméstica. "Rosa acaba asumiendo que para sobrevivir hay que aguantar con lo que hay. No se plantea que a veces hay que comenzar desde menos que cero".

Preguntado por la cuestión del público en los montajes del CDG, Pazó recordó que su pretensión como dramaturgo es "comunicar". "Que ir al teatro sea un placer, no una obligación cultural", señaló. "Como quien sale a tomar chocolate con churros".