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Columna
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El PP y su grupo mediático

Leo en Estrella Digital, el periódico de Pablo Sebastián: "Aznar no es el que era y, además, no mandará como antes porque Pedro J. se ha convertido en el pollo del arroz de los populares... En el PP nadie se atreve con El Mundo y la Cope porque temen la ira del pollo Pedro J. -el gallo de ese corral porque actúa como el nuevo Emilio Romero de la derecha española- y la furia del loco mandril Losantos de la Cope, otro que tal baila y que se presenta como el ideólogo de la nueva España integrista que pasea las banderas por las calles de Madrid". Y acusa a estos dos personajes de atacar al Abc para quedarse Pedro J. con la primogenitura de la derecha mediática.

Durante el franquismo, Emilio Romero desde el Pueblo, y Jaime Capmany, desde la prensa del Movimiento, hicieron todo lo posible por cargarse el diario Madrid. Y al final lo consiguieron. Primero fue Fraga quien nos cerró el Madrid durante unos meses. Luego, Sánchez Bella, lo cerró definitivamente. Ahora son Pedro J. y Losantos quienes quieren cargarse el Abc. No cerrándolo, porque no pueden -¡qué más quisieran!- pero sí tratando de desacreditarlo ante sus lectores y alentando a los suscriptores a que se den de baja.

El caso es que, según Estrella Digital, nadie en el PP se atreve con El Mundo y con la Cope. Y no sólo eso, sino que siguen las consignas que de este grupo mediático emanan. Vean, por ejemplo, cómo Rajoy ha dejado de ser aquel maricomplejines del que hacía burla Federiquín Losantos, y se ha lanzado a convocar manifestaciones y a atacar y descalificar al presidente del Gobierno, alentando la crispación, como el locutor de la Cope aconseja. Ya he dicho en varias ocasiones que Losantos, con un micrófono a su disposición, "era un peligro público", según afirmó alguien que le conoce bien. Pues ahí le tenemos soltando ira y odio por los cuatro costados y encrespando a sus oyentes. Rajoy era un político de talante templado, con sentido de la ironía y retranca gallega. Pero se ha desmelenado. Y le ha cogido gusto a la pancarta. Lo que no acaba de coger del todo es el discurso radical y tronante en el grado que le pide Losantos. El parlamento que pronunció al final de la manifestación del día 10 en Madrid no fue del agrado de Federiquín. Le faltó garra, es decir, "carnaza", que es lo que pide el baturro de Teruel que lidera la emisora de los obispos.

Sin embargo, existe en el PP gente que no ve con buenos ojos ese radicalismo por el que se desliza Mariano Rajoy. En un artículo publicado en El Plural, el periódico digital que dirige Enric Sopena, bajo el título Por un Partido Popular moderado, el diputado valenciano al Congreso, Joaquín Calomarde, se queja con estas palabras: "Aquí, desde hace demasiado tiempo, sólo hay lugar para la exageración, el grito, el exabrupto y la ridiculización de las opiniones e ideas moderadas". Todo lo contrario de lo que predica Federiquín desde la Cope. Y añade: "Es necesario abandonar cuanto antes la inútil radicalidad que a nadie convence, a muchos ofende y a casi todos destruye. Es estéril, y como tal no casa, ni hoy ni mañana, con ese proyecto de centralidad democrática y política que debe jugar en nuestra escena nacional el Partido Popular".

Nada que ver esta actitud de Calomarde con lo que vienen pregonando personajes como Acebes o Zaplana, siguiendo la doctrina que se predica por los micrófonos de la Santa Madre Iglesia, católica, apostólica y romana. En palabras del señor diputado, "lo importante de la moderación es que defienda ideas moderadas, no sólo actitudes moderadoras. Quiero decir con ello, que lo más importante en esta hora de España, en este momento político, por parte del Partido Popular, mi partido, es que sepa ejercer verdaderamente la moderación en sus ideas, en sus formas, en sus contenidos y en sus actitudes públicas". Vaya el diputado Calomarde con estos propósitos a Losantos y a Pedro J. y verá donde le mandan.

La derecha española anda desquiciada siguiendo la línea trazada por estos valedores mediáticos, cuyo principal objetivo es ganar dinero. Saben perfectamente que "España no se rompe", ni que Zapatero está arrodillado ante ETA, ni que va a entregar Navarra a la Comunidad Autónoma Vasca, como si ello estuviera en manos del presidente del Gobierno. Pero atemorizan al ciudadano lanzando estas mentiras. Con ello captan la atención de lectores y oyentes, aumentan la audiencia, ¡y hacen caja! Que de eso se trata. Lo que no sabemos es el futuro del diputado Calomarde.

fburguera@inves.es

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