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La Audiencia de Burgos absuelve al conductor que iba a 260 por hora

Detenido un automovilista que circulaba a más de 200, ebrio y sin carné

La Audiencia Provincial de Burgos ha absuelto al conductor cazado por un radar cuando circulaba con un coche de gran cilindrada a 260 kilómetros por hora por la A-231 el 9 de febrero de 2006. Aunque el Juzgado de lo Penal número 1 de Burgos condenó a este conductor asturiano de 42 años, Constantino García, a seis meses de prisión y dos años de retirada del carné de conducir, la Audiencia provincial ha revocado aquella sentencia, alegando que la velocidad a la que circulaba "no supuso un peligro efectivo, constatable, para la vida o integridad física de los usuarios de la vía", según la sentencia.

La Audiencia de Burgos reconoce que circular a 260 kilómetros por hora es una conducta "manifiestamente temeraria, que genera el lógico sentimiento de rechazo y reproche en la mayoría de la sociedad, y que es susceptible de sanción". Sin embargo, recuerda que el artículo 381 del Código Penal exige como requisito para la condena que la conducta temeraria ponga en peligro concreto la vida o integridad de las personas.

Aunque en la sentencia se admite que la capacidad de reacción del conductor se veía notablemente disminuida por la excesiva velocidad, se destaca que cuando la Guardia Civil le dio el alto se detuvo "bien, normal, sin hacer virajes", y se apunta que el acompañante del conductor ni siquiera se apercibió del exceso de velocidad. Se deduce que ni unos ni otro corrieron riesgo concreto.

Entre las razones para la absolución, la sentencia señala que el lugar donde el conductor fue cazado por el radar es un tramo recto, era de día, con buena visibilidad, escasa circulación de vehículos y en una vía con dos carriles en cada sentido separados por medianas.

Por otra parte, los Mossos d'Esquadra detuvieron en la madrugada del domingo a un hombre de 23 años que viajaba en un Ferrari a más de 200 kilómetros por hora por la autopista C-16 en dirección a Barcelona. Además del exceso de velocidad, Borja T. S., conducía bajo los efectos del alcohol y realizando maniobras temerarias que pusieron en peligro la vida de otros conductores.

A la salida de un peaje, la policía le indicó al arrestado -hijo de una acaudalada familia que reside en una lujosa urbanización de Cerdanyola del Vallès, en Barcelona- que se detuviera. Pero éste prosiguió su camino hasta un área de servicio. Allí, los Mossos le pidieron que se sometiera al control de alcoholemia, pero el joven se negó y fue arrestado. A Borja ya le habían retirado el carné de conducir hasta en tres ocasiones, y estaba sin permiso hasta mayo.

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