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Reportaje:SIGNOS

El lugar secreto del dolor y los sueños

Pilar Mañas rastrea en los pliegues de la memoria en los 13 relatos de 'Cuevas'

La escritora madrileña afincada en Granada Pilar Mañas acaba de publicar en la editorial Renacimiento una colección de 13 relatos titulada Cuevas. Las cuevas que Mañas presenta a sus lectores parten del relato que da título al libro y se acaban convirtiendo en "una metáfora sobre los lugares geológicos y oníricos donde se cumplen las alegrías, el dolor y los sueños". De este modo, las cuevas son ideas, personas y tiempos que su autora creía haber olvidado o no haber visto y que se encontraban agazapados en la memoria. "Son el lugar misterioso y secreto donde se cumplen las alegrías, el dolor y los sueños", afirma Mañas, para quien los relatos "tienen todo y nada de autobiográficos".

El libro arranca con una cita del poeta renacentista Juan Boscán: "...y tiembla cada vez que entra en su cueva". Desde una perspectiva poética que marca el estilo de sus creaciones, los relatos de Mañas se adentran en esas cuevas propias que permanecen resguardadas en un lugar recóndito de la memoria y de la piel con un temblor y una constante sensación de melancolía, sin dejar a un lado una actitud optimista que reconforta. Los personajes que transitan por las historias propuestas por la narradora han convivido con ella ya que lo que escribe "queda fijado en el libro y lo imaginado es tan real como lo vivido". De este modo, lo importante es la historia que llega al lector, en una extraña suerte de complicidad literaria que provoca una reconstrucción personal de lo que se lee.

Pero si existe un personaje o una presencia que cobra fuerza sobre todas las demás es la de la madre, que se convierte en el pilar ético y literario de gran parte de los relatos. "Hay un sincero homenaje a las madres de los años cincuenta, una generación de mujeres nada sumisas, pero abnegadas trabajadoras gracias a las cuales varias generaciones han podido cumplir sus sueños porque nuestros triunfos se asientan sobre su sacrificio vital y su entrega", reconoce la escritora, que logra plasmar la atmósfera de la posguerra española, "unos años nada fáciles" a los que por la prisa o la vorágine de la vida actual no se reconoce como se debiera, pese a que, en opinión de Pilar Mañas, "la memoria es una parte importantísima de la cultura de los pueblos".

Y es esa memoria la que convierte sus relatos en un entrañable reflejo de su infancia y adolescencia, que pertenecen a la primera generación que comenzaba a rebelarse en la calle y en la ideología contra el franquismo. "La posguerra como concepción de ideas y moral de los vencedores ha durado demasiado tiempo en España. Mi juventud transcurrió en una época de rebeldía contra las estructuras franquistas y una moral pegajosa de la que los jóvenes nos íbamos deshaciendo a medida que avanzaba el establecimiento de la democracia. De todos modos a mí me marcó en la resistencia y en la rebeldía", asegura.

Desde la publicación en 1996 de El salario de seda, la prosa de Pilar Mañas se ha consolidado como una búsqueda de las esencias que ha pretendido cada vez más "llegar hacia la desnudez de la frase". Como un susurro sensible que circula por sus párrafos, el estilo poético de su autora parece ligado a su condición de mujer. "Soy una mujer que se considera feminista y esto como el ser española u occidental es mi identidad, y nadie olvida su identidad para escribir. Ahora bien, yo no practico un arte militante, soy una feminista que se dedica a escribir, no soy una escritora feminista que se plantee hacer militancia con su arte", sentencia.

Esta militancia íntima y personal convierte su prosa en una suerte de susurro por el que se entremezclan cuestiones de todo tipo, sin esquivar el compromiso pero sin olvidar el protagonismo debido a lo literario. Y de su percepción del papel de la mujer en la literatura actual, no duda en señalar que "la literatura no es más que otra actividad enmarcada en el arte. ¿Hay sexismo en la sociedad? ¿sí? Pues en la literatura también".

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