El casino de Lloret de Mar funciona con la licencia caducada y el beneplácito de Interior
La Generalitat asegura que no actuará hasta que el Ayuntamiento resuelva un expediente
El casino de Lloret de Mar funciona con licencia caducada desde el pasado 6 de octubre, fecha en que la Generalitat acabó con el monopolio que había ostentado la empresa Casinos de Cataluña durante los gobiernos de Jordi Pujol y autorizó la apertura de un cuarto casino en Cataluña que se ubicará también en Lloret. La decisión debería haber comportado la rescisión de la autorización que en su día concedió Interior, pero no ha sido así, por lo que en el local sigue funcionando una sala de juego, que en 2006 generó un beneficio de casi nueve millones de euros.
La sala ingresó 8.1 millones en 2006 con las mesas de juego y las máquinas de azar
Casinos de Cataluña perdió en octubre el monopolio del juego que tuvo con CiU
Hace ahora año y medio, el 4 de octubre de 2005, el entonces director general del Juego y Espectáculos de la Generalitat, Xavier Guitart, autorizó la apertura y funcionamiento de un máximo de dos salas de juegos en el antiguo el casino de Lloret de Mar, a cambio de tres condiciones. Dos de ellas se cumplen en la actualidad, pero la tercera no. Y esa es la disponibilidad de la licencia municipal. El permiso caducó el pasado 6 de octubre de 2006, porque ese día Interior adjudicó la apertura de un cuarto casino al grupo Atzaria.
A ese concurso acudieron, entre otros, Casinos de Cataluña, a través del llamado grupo PGP, así como las sociedades Cirsa y Casaldemar. El nuevo casino que gestionará Atzaria tiene previsto empezar a funcionar a finales del año 2008, se construirá junto al hotel Monterrey y supondrá una inversión millonaria en la ciudad.
En cuanto abra sus puertas, ha de cerrar el actual, que funciona como una sucursal del de Perelada y que depende de Casinos de Cataluña, como el de Barcelona y el de Tarragona, según estipula un claúsula del permiso concedido por Guitart. Sin embargo, esa autorización precisaba también que no había que esperar tanto y que en cuanto se produjera la concesión de ese permiso para el nuevo casino quedaba anulada la licencia municipal de la que disfruta el antiguo casino de Lloret de Mar, según advertía el alcalde de Lloret, Xavier Crespo, en una carta enviada a Xavier Guitart el 30 de septiembre de 2005.
Interior exigía, además, que tanto el juego como los servicios complementarios que ofreciese el antiguo casino de Lloret de Mar (hostelería, restaurante, servicios generales, mantenimiento, etc), fuesen de sociedad Casino de Perelada en Lloret, que fue quien los solicitó. Sin embargo, los servicios complementarios, que resultan deficitarios para cualquier sociedad, son de otra empresa, en contra de lo que establece el reglamento de casinos de Cataluña si no hay autorización expresa.
El Departamento de Interior sin embargo, entiende que el antiguo casino de Lloret de Mar, que es una sucursal del de Perelada, puede seguir funcionando y no tiene intención de impedirlo. Mercè Claramunt, la actual directora general del Juego y Espectáculos aseguró a EL PAÍS que la Administración catalana no actuará hasta que el ayuntamiento no resuelva un expediente que inició el pasado 8 de febrero para "dejar sin efecto la autorización municipal" al casino. Ese expediente ha entrado ya en su recta final, después de ser comunicado a la empresa Casino de Perelada para que realice sus alegaciones, y el Ayuntamiento dispone ahora de un máximo de dos meses para tomar una decisión.
Más allá de los permisos y las legalidades, lo que está en juego en este asunto es el mantenimiento de un negocio floreciente y muy rentable como es el del juego, que el año pasado generó unos beneficios de 60 millones de euros netos a la empresa Casinos de Cataluña. Esta sociedad depende de Inverama, la empresa que durante años ha estado explotando las loterías catalanas.
Solamente las máquinas tragaperras de la sala de juego de Lloret de Mar generaron el año pasado unos ingresos de 5,5 millones de euros. Una máquina de este tipo cuesta un máximo de 10.000 euros y únicamente paga un impuesto anual de 3.000 euros, por lo que en dos o tres días puede quedar amortizada y su rentabilidad económica está más que asegurada. Del mismo modo, las mesas de juego de ese casino de Lloret ingresó de abril a diciembre del año pasado 2,6 millones de euros, una cantidad considerable teniendo en cuenta que sólo funciona con dos ruletas americanas de doble paño y cuatro black-jack.
Y mientras se resuelve la polémica sobre la licencia o no de Lloret de Mar, Casinos de Cataluña ha abierto el frente judicial para defender sus intereses y ha presentado dos contenciosos administrativos: uno como empresa y otro secundado por cuatro trabajadores promocionados recientemente. En ambos solicita de la justicia la medida cautelar de revocación de la concesión de apertura de un cuarto casino a otra sociedad, una decisión que acabó con el monopolio que ostentaba.
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