_
_
_
_
_

Bush ofrece su apoyo a Guatemala frente al crimen organizado

El presidente guatemalteco pide al de EE UU una moratoria en la expulsión de inmigrantes

Antonio Caño

El presidente de EE UU, George W. Bush, abordó ayer en Guatemala asuntos como la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y la seguridad ciudadana, que sirven de aperitivo a su visita hoy a México, y que se acercan mucho a las preocupaciones de los votantes norteamericanos. Guatemala, bajo el acoso del crimen organizado, fue también una oportunidad de oro de comprobar el trabajo que tiene por delante Bush si quiere realmente cumplir con la misión de esta gira: atender las necesidades inmediatas de los ciudadanos.

Guatemala es el mayor país de Centroamérica, con 12 millones de habitantes, de los que la mitad son indígenas. Un 10% emigra a EE UU, muchos de ellos ilegalmente. Un 80% vive por debajo del índice de pobreza. Es un país que, tras décadas de violencia política y masivos abusos de los derechos humanos, intenta consolidar un frágil Estado de derecho que constantemente sufre el acoso del narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción. Es, en resumen, un lugar en el que hay mucho por hacer para convencer sobre los beneficios de la democracia.

Alguna cosa ya se ha hecho. En noviembre pasado entró en vigor en Guatemala el tratado de libre comercio con EE UU, firmado también por el resto de países centroamericanos y aprobado ya por el Congreso estadounidense. Pero el espantoso episodio del mes pasado, cuanto tres parlamentarios salvadoreños fueron asesinados por cuatro policías guatemaltecos, que posteriormente fueron también muertos mientras estaban en una prisión de alta seguridad, ha dejado en evidencia lo mucho que queda por hacer en otros ámbitos.

Una investigación en marcha conecta ese suceso a la actividad del narcotráfico y su penetración en el aparato del Estado. "Una democracia fuerte tiene que actuar contra el narcotráfico y contra las bandas criminales", declaró ayer Bush en una conferencia de prensa. "El narcotráfico crea inestabilidad, corrupción y debilita la democracia", añadió.

Esas bandas criminales, que no conocen fronteras, preocupan también en el resto de Centroamérica, en México y EE UU. De ahí, el interés común de estos Gobiernos de avanzar en legislaciones que los protejan del crimen organizado y que aceleren el desarrollo económico, que en última instancia es el mayor factor de estabilidad.

Bush anunció ayer una próxima iniciativa para colaborar con sus vecinos en medidas eficaces contra la expansión de la delincuencia. "Tenemos que pensar regionalmente y actuar regionalmente", afirmó.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El presidente guatemalteco, Óscar Berger, un gran aliado de Bush -apoyó la guerra de Irak y envió soldados a ese país-, buscó ayer el respaldo de su homólogo estadounidense en otras áreas comprometidas, como la inmigración. Berger le pidió a Bush una moratoria en la deportación de guatemaltecos detenidos al intentar entrar ilegalmente en Estados Unidos, mientras se crean condiciones nuevas -la Administración Bush tiene actualmente una ley presentada en el Congreso- que permitan aumentar los cupos de las personas que buscan trabajo al norte de la frontera.

Bush le respondió que lo único que le puede garantizar es que las personas que sean detenidas por cruzar ilegalmente la frontera "sean tratadas con respeto", pero advirtió que su Gobierno "tiene que cumplir la ley" y lo seguirá haciendo en el futuro. "La gente es bienvenida a nuestro país, pero en las condiciones que marca la ley", dijo.

La visita de Bush a Guatemala tuvo que convivir, de nuevo, con algunas protestas callejeras y con la sombra del presidente Hugo Chávez, que ha perseguido a Bush desde que empezó su gira. Cuando Bush estaba en Uruguay, Chávez estaba en Argentina; cuando Bush estaba en Colombia, Chávez en Bolivia, y cuando Bush llegó a Guatemala, Chávez emitía sus exabruptos antiamericanos en Nicaragua. Es como si cada uno de los dos marcara su territorio, aunque con estilos muy diferentes: Bush sigue sin pronunciar el nombre del presidente venezolano.

El presidente Bush lleva una caja de lechugas en la estación de Labradores Mayas de Guatemala ayer.
El presidente Bush lleva una caja de lechugas en la estación de Labradores Mayas de Guatemala ayer.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_