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Análisis:Tercer aniversario del mayor atentado en España
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un canto por la paz

El cant dels ocells se ha convertido, desde que el violonchelista, director de orquesta y compositor Pau Casals (El Vendrell, 1876-San Juan de Puerto Rico, 1973) lo interpretara el 24 de octubre de 1971, con 95 años, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, en una suerte de himno universal de la paz y de la memoria. Pero la historia de la pieza se pierde en el tiempo. Quizá fuera su autor un trovador del que no nos quedan rastros. Seguramente su letra inicial no fuera la del villancico en que se convirtió con el tiempo, y que nos habla de los pájaros que festejan "la noche más dichosa".

El fundador del Orfeó Catalá, Lluís Millet, la armonizó para coro, y a partir de ahí se convirtió en un clásico de la música popular catalana. Pau Casals, en su arreglo para violonchelo, la hizo un emblema propio. Recordemos. Ese Casals que se enteró del golpe de Estado de 1936 mientras ensayaba con su orquesta en Barcelona, el 18 de julio por la tarde, la Novena Sinfonía de Beethoven.

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Testimonios en vidrio para las víctimas

A finales de enero de 1939 cruzaba la frontera francesa en Perpiñán para no volver jamás a su país -ni a Cataluña ni a España-, seguir siendo un ejemplo de excelencia artística y serlo igualmente de entereza moral.

En la actualidad, El cant dels ocells es un símbolo, pero lo es por su música, por su carácter elegíaco y melancólico que parece desmentir esa raíz navideña de una letra que ha quedado al margen y que hasta ha vivido adaptaciones varias, como la de Lluís Llach con ocasión de la guerra en Serbia, o la de María del Mar Bonet.

Hoy se escucha hasta en los minutos de silencio de los campos de fútbol, convertida en un fondo para la reflexión y el recuerdo de los que se fueron. Ya no evoca sólo la paz, sino que despierta y acompaña a la memoria. Sus últimos versos, además, sirven para la esperanza: "Todo árbol reverdece/toda planta florece/como si fuera primavera".

[El violonchelista Antonio Martín Acevedo fue el encargado ayer de tocar esta pieza de Pau Casals, que se ha convertido desde los atentados del 11-M en la música que suena cada vez que se recuerda a las víctimas de esta matanza].

El violonchelista Antonio Martín Acevedo interpreta el <i>Canto de los pájaros</i>, de Pau Casals, en la inauguración del monumento a las víctimas.
El violonchelista Antonio Martín Acevedo interpreta el Canto de los pájaros, de Pau Casals, en la inauguración del monumento a las víctimas.CLAUDIO ÁLVAREZ

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