Una flecha roja

La primera carrera del Mundial, que debía medir las fuerzas entre Valentino Rossi y Dani Pedrosa, la ganó Casey Stoner. Encaramado a su Ducati Desmosedici GP7, el australiano cruzó la meta por delante de ellos y se estrenó como ganador en MotoGP en el mismo circuito en el que la temporada pasada se apuntó su primera pole en la categoría pesada. Ni el italiano ni el español pudieron hacer más que contemplar cómo les abandonaba cada vez que abordaron la inacabable recta de meta (1.068 metros). La Ducati es una flecha pintada de rojo, muy superior en velocidad punta a cualquier otra moto de la parrilla. Su excelsa potencia quedó sobradamente probada durante la era de los motores de 990cc. Stoner, de 21 años, demostró ayer que el modelo de 800cc es aún más eficaz que el anterior, pues rebajó en siete décimas el récord de la vuelta más rápida al trazado. Y lo hizo sobrado. Sólo así puede interpretarse que su mejor giro fuera el último de una carrera que había comandado a su antojo desde el momento en que los semáforos se apagaron. Y no apuntaba a que fuera a ocurrir así si se repara, entre otros aspectos, en la elección de los neumáticos.

Con su tercer puesto, el español se convirtió en el más joven de la historia en sumar 50 podios

De todas las motos que calzan neumáticos Michelin, Rossi fue el único que optó por compuestos blandos. En teoría, el que elige este tipo de gomas pasa apuros durante las primeras vueltas hasta que alcanzan su temperatura óptima de trabajo, pero llega a las finales con ellas en mejor estado que el resto de los competidores. Rossi es el único de los actuales corredores que puede permitirse el lujo de rodar con neumáticos distintos del resto. Alguna licencia debe poder permitirse el siete veces campeón mundial por mucho que ayer no pudiera coronar su hazaña.

Cierto es que llegó a colocarse en cabeza en algunos momentos, mientras el tropel circulaba por la zona virada del trazado. Un espejismo. Era encarar la recta, Stoner estrujar el comando del acelerador y la Ducati salir como un disparo hasta colocarse al frente antes incluso de sobrepasar la línea de meta, situada a unos 300 metros de la primera curva. Ocurrió así repetidas veces hasta que, a falta de cuatro giros, Rossi tiró la toalla consciente de que la maniobra que pretendía realizar era poco menos que imposible. Al menos, ayer, y frente a la Ducati de Stoner.

Pedrosa, de quien se espera que, definitivamente, plante batalla en la reyerta por la corona, se convenció mucho antes. Realizó una buena salida, superó a Toni Elías y se colocó el tercero. Allí se protegió entre una maraña de depredadores. Con Stoner colocado en una posición inalcanzable, Pedrosa buscó las cosquillas a Rossi. Emparejó repetidas veces su Honda a la Yamaha, pero Rossi frena de maravilla y, al llegar al primer viraje, se volvía a colocar delante. Hasta la décima vuelta. Pasó por meta Pedrosa y desde el muro le mostraron una pizarra en la que se leía g4mode. La g corresponde a que rodaba inmerso en un grupo de cuatro pilotos (Stoner, Rossi, él y John Hopkins) y la palabra mode atañe a los distintos mapas de programación de la moto, que el piloto selecciona desde un mando ubicado en el manillar.

Al atacar la última curva del circuito, antes de volver a encarar la larga recta que preside Losail, Pedrosa accionó los frenos de su Honda RC212V y el neumático delantero se bloqueó hasta tres veces. El español, de 21 años, se fue largo y perdió del orden de un segundo. Demasiado tiempo en MotoGP y más ayer, con Stoner imprimiendo un ritmo inalcanzable hasta para Rossi, el mejor piloto de todos los tiempos. El podio que ayer se apuntó Pedrosa supone el número 50 de su carrera en los Mundiales, lo que le convierte en el piloto más joven que lo consigue. El segundo más joven no es otro que Rossi, con quien se volverá a encontrar en la pista dentro de dos semanas en Jerez.