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Reportaje:UN DESTINO Y VARIAS SENDAS | Molinos hidráulicos

La huella de las máquinas de agua

"Siempre habrá nieve altanera que vista el monte de armiño, / y agua humilde que trabaje en la presa del molino". León Felipe se equivocaba. Algo de nieve, cada vez menos, queda en el monte, pero molinos en activo, ni uno. En Madrid, que antaño hubo docenas, hoy sólo pueden verse un puñado de ellos, rehabilitados como museos, restaurantes u hoteles, y pasear por el monte contemplando las melancólicas ruinas que jalonan los ríos serranos.

- Museo de los Molinos. El antiguo molino de la Huerta de Angulo, en Morata de Tajuña, uno de los tres con que contaba esta localidad en el siglo XVI, fue objeto en el año 2000 de una recuperación integral -desde la maquinaria hasta el entorno ribereño- para albergar un museo ejemplar, donde además de ver en acción una de las tres piedras que tuvo, la más antigua, se pasa revista a la turbina que se instaló para generar electricidad a finales del siglo XIX, al sistema de cernido y clasificación de la harina, y a diversos utensilios -fanegas, básculas, espuertas, cribas...- relacionados con la molienda. Merece la pena dar un garbeo por el exterior para contemplar la cascada que se forma al pie de la presa y la curiosa silueta del molino, con su alta chimenea cuadrilonga -de cuando era también fábrica de luz-, espejándose junto con los álamos y las ocas en las aguas del Tajuña. Más información, en el teléfono 91 873 03 80 y en www.ayuntamientodemorata.org

- Molino de Cantarranas. El que fue molino harinero hasta 1912 y fábrica de harinas y piensos hasta hace 30 años, hoy es un complejo turístico del grupo Foxá concebido para eventos multitudinarios, con una gran carpa rodeada de fuentes, palmeras y hoyos de golf, que esto más que Tielmes, en la vega del Tajuña, parece Marina d'Or. A un lado del edificio principal, de color rojo chillón, se encuentra el hotel, con 13 habitaciones de decoración recargada; al otro, el restaurante, especializado en asados en horno de leña y carne al carbón. Y en medio, ¡oh, sorpresa!, un espectacular museo de tres plantas donde se muestran, perfectamente restauradas, alineadas y pulidas como yates, las mil y una máquinas de la antigua fábrica, así como el laberinto de las tuberías por las que subían y bajaban el grano y los distintos tipos de harinas. Dada su proximidad al museo de los Molinos de Morata (a sólo 12 kilómetros), lo lógico es visitar ambos el mismo día. Teléfono 91 873 77 20. www.foxa.com

- Río Cofio. Antaño conocido como río de los Molinos, este afluente del Alberche baña las ruinas de ocho de ellos en tan sólo cinco kilómetros de su curso alto, récord absoluto en la región. Destacan el Nuevo, con su caz monumental enlosado con piedras de moler, y el de la Fabriquilla, en cuyas tripas llenas de zarzas y escombros se distinguen las dos piedras, fija la solera y móvil la volandera, unida ésta mediante un eje vertical a la rueda hidráulica (rodete), que está oculta en el sótano (cárcavo) y que es la que recibía el impulso del agua canalizada a través de un largo caz, resultando de ello un movimiento de más de 100 giros por minuto y una producción de unos 180 kilos de harina por hora. Para verlos hay que caminar río arriba desde la colonia El Pimpollar, en Santa María de la Alameda, hasta la carretera de Las Navas del Marqués. Este paseo de tres horas -incluida la vuelta por el mismo camino- se describe con detalle en www.excursionesysenderismo.com.

- El Molino de La Acebeda. En funcionamiento hasta 1976, esta aceña del pueblo serrano de La Acebeda, en el ápice norte de la región, fue rehabilitada en 1993 y abrió un año después sus puertas como restaurante, con especialidades tan apetecibles como las papas con mojo, el revoltillo del bosque y la perdiz al chocolate.

De las dos muelas que tuvo, conserva una, la más grande, y toda la maquinaria a punto para ponerla en movimiento, cosa que rara vez se hace por temor a que las vibraciones rompan los cristales. Y es que, justo al lado, está la llamada mesa del agua, situada sobre un vidrio que permite a los comensales ver pasar bajo sus pies la corriente que alimenta el molino, procedente del arroyo de la Dehesa. Además, el Molino de La Acebeda es galería de arte, en la que actualmente expone María de los Ángeles Costafreda. Sólo abre los fines de semana, y tanto para visitarlo como para comer, conviene llamar al teléfono 609 766 441. (www.elmolinodelaacebeda.com)

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- La Hiruela. El molino de Juan Bravo, del que sólo quedan en pie unas paredillas, y el Nuevo, completamente restaurado, jalonan una senda que discurre por las soledades serranas de La Hiruela, atravesando los robledos, verdes ribas y saucedas del alto Jarama: los más bellos sotos de Madrid. La senda de Molino a Molino, que así se llama, es un itinerario circular de cinco kilómetros y una hora y media de duración, apto para personas de toda edad y condición física, del que se ofrecen un croquis y una descripción pormenorizada en www.sierranorte.com/rutas/hiruela.html. A lo largo del camino se cruzan tres puentes y existe la posibilidad, nada más atravesar el primero, de prolongar el recorrido monte arriba durante 15 minutos para visitar El Cardoso de la Sierra, ya en tierras de Guadalajara. Si además se desea conocer por dentro el molino Nuevo, y verlo funcionar, hay que ponerse antes en contacto con el guía Miguel Ángel Gámez (teléfono 690 865 132).

Museo de los Molinos, en la Huerta de Angulo de Morata de Tajuña.
Museo de los Molinos, en la Huerta de Angulo de Morata de Tajuña.A. C.

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