Peregrinación a la muerte
Varios ataques suicidas causan 149 víctimas mortales entre los chiíes que se dirigían a Kerbala
Para muchos iraquíes, la de ayer fue una peregrinación a la muerte. La violencia religiosa que desangra el país se cebó de nuevo en la mayoría chií. Cientos de miles de creyentes habían emprendido el camino desde diversos puntos del país hacia la ciudad santa de Kerbala para conmemorar la muerte, en el año 680, del imán Husein, nieto de Mahoma. La marcha, sin embargo, fue interrumpida por diversos ataques suicidas en los que al menos hubo 149 muertos y más de dos centenares de heridos. La violencia también sacudió a las tropas estadounidenses, que perdieron a nueve soldados. Pese a ello, el presidente de EE UU, George W. Bush, dijo que el nuevo plan para la seguridad de Irak está consiguiendo un "progreso gradual pero importante".
El atentado más sangriento, con 115 muertos, ocurrió en la ciudad de Hila, 100 kilómetros al sur de Bagdad, cuando dos suicidas hicieron detonar los explosivos que llevaban bajo la ropa en una zona muy concurrida. Uno de ellos, dentro de una carpa que ofrecía comida y bebida a los fieles. El segundo suicida se inmoló casi al mismo tiempo y a menos de 50 metros del primero, pero no estaba dentro de la carpa sino en el exterior, donde se habían levantado otras tiendas de atención a los peregrinos.
Se teme que los ataques incrementen la violenta tensión que divide a chiíes y suníes de Irak, que amenaza con hundir el país en una guerra civil abierta. Según la policía, el número de heridos fue de 237. "Yo vi a uno de los suicidas. Tenía alrededor de 40 años. Se hizo estallar y vi partes de su cuerpo volando sobre nosotros", dijo un testigo a la agencia Reuters.
La matanza de Hila fue el último eslabón de una serie de atentados contra los peregrinos que se dirigían a Kerbala a celebrar el fin de los 40 días de luto por el martirio de Husein a instancias del califato suní de los Omeyas.
El suceso más grave, al margen de Hila, tuvo lugar en Dura, en el sur de Bagdad, donde la explosión de un coche bomba causó 12 muertos. Además, allí mismo perdieron la vida cinco peregrinos chiíes y otros cinco sufrieron heridas en una emboscada.
Otras cuatro personas murieron y 10 resultaron heridas en un ataque en el este de Tikrit, 170 kilómetros al norte de Bagdad, informaron fuentes de la Oficina de Coordinación Iraquí-Estadounidense. En otra emboscada similar, otros dos peregrinos murieron y seis más resultaron heridos en Latifiya, a medio camino entre Bagdad y Kerbala, en la provincia de Babilonia, según la policía iraquí. Los peregrinos, que también se dirigían a pie a la ciudad chií de Kerbala, fueron atacados en un camino alternativo fuera de la ruta convencional, que está altamente vigilada.
Asalto a una cárcel
Mientras, en Mosul, la tercera ciudad del país, habitada tanto por árabes como por la minoría kurda, docenas de hombres armados asaltaron la prisión de esta norteña ciudad y liberaron a los 140 presos, todos ellos miembros de la insurgencia, según la policía.
Esta serie de ataques sucede casi un año después de la explosión que destrozó el santuario chií de Samarra, atribuida a la organización terrorista suní Al Qaeda. Este atentado desató definitivamente la violencia interreligiosa en Irak, un país que desde su independencia del Reino Unido estuvo dirigido por nacionalistas que redujeron la influencia religiosa a las mezquitas.
Oficiales militares estadounidenses advirtieron que los militantes podrían lanzar ataques en las afueras de Bagdad, donde más de 90.000 soldados de Estados Unidos e Irak han intensificado las operaciones para controlar la violencia.
Precisamente ayer, un portavoz del Pentágono reconoció la muerte de nueve soldados debido a dos ataques con bombas en el norte de la capital, el día más sangriento para las fuerzas de ocupación desde que lanzaron el plan de seguridad hace tres semanas.
"Las fuerzas iraquíes y de EE UU realizan progresos graduales pero importantes casi cada día y permaneceremos firmes hasta que cumplamos nuestros objetivos", declaró el presidente George W. Bush ante la Legión Americana, una organización de veteranos, en la que defendió su plan de desplegar otros 21.500 soldados estadounidenses en Irak.
Sin embargo, según la encuesta publicada por el diario USA Today, menos de un tercio de los estadounidenses, el 28%, piensan que el Pentágono ganará la guerra de Irak. Frente a la decisión de Bush de enviar más soldados, el 59% de los estadounidenses afirma que la guerra es un error. Asimismo, seis de cada 10 interrogados quieren que el Congreso establezca un plan de retirada que permita volver a casa antes de finales de 2008 a todos los soldados destinados en Irak.
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