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Crónica:Fútbol | Liga de Campeones: vuelta de los octavos de final
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça llegó tarde a Anfield

Meritoria victoria, aunque insuficiente, de los azulgrana, que tiraron medio partido ante un gran Liverpool

Ramon Besa

Aunque se había anunciado barra libre en Anfield, el Barça llegó demasiado tarde al partido y no hubo más fiesta en casa de Bill Shankly que la de sus reds. Los azulgrana tardaron medio tiempo en alcanzar la portería del Liverpool y al final no les quedó más remedio que firmar la eliminación con una mínima victoria, signo en cualquier caso de su grandeza, motivo cuanto menos de satisfacción por una retirada honrosa del campeón.

LIVERPOOL 0 BARCELONA 1

Liverpool: Reina; Finnan, Carragher, Agger, Arbeloa; Gerrard, Sissoko, Xabi Alonso, Riise (Fabio Aurelio, m. 76); Kuyt (Crouch, m. 89) y Bellamy (Pennant, m. 67). No utilizados: Dudek; Hyypia, Mascherano y Zenden.

Barcelona: Valdés; Thuram (Gudjohnsen, m. 70), Puyol, Oleguer; Xavi, Márquez, Deco, Iniesta; Messi, Ronaldinho y Eto'o (Giuly, m. 60). No utilizados: Jorquera; Edmilson, Sylvinho, Zambrotta y Saviola.

Gol: 0-1. M. 75. Xavi asiste a Gudjohnsen, que regatea a Reina y marca a puerta vacía.

Árbitro: Herbert Fandel (Alemania). Amonestó a Arbeloa, Sissoko, Thuram, Pennant y Reina.

42.579 espectadores en Anfield.

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Aunque se había anunciado barra libre en Anfield, el Barça llegó demasiado tarde al partido y no hubo más fiesta en casa de Bill Shankly que la de sus reds. Los azulgrana tardaron medio tiempo en alcanzar la portería del Liverpool y al final no les quedó más remedio que firmar la eliminación con una mínima victoria, signo en cualquier caso de su grandeza, motivo cuanto menos de satisfacción por una retirada honrosa del campeón. A los barcelonistas les faltó un punto de juego para enfrentarse a un adversario en plena forma y que, a fin de cuentas, resolvió la eliminatoria en la ida, cuando el Barça se condenó con un par de detalles que avalan el intervencionismo de Benítez y expresan la severidad de la Copa de Europa, que no admite tonterías.

La pesadilla azulgrana estuvo en el Camp Nou y no en Anfield. Los barcelonistas sobrevivieron ayer a un partido que tenía muy mala pinta por la calidad física y táctica del Liverpool, cosa que dice mucho tanto a favor de los reds, imponentes nada más salir a escena, y avala también la reacción azulgrana, muy meritoria en el tramo final, pese a que se discutirá y mucho sobre el dispositivo de Rijkaard, que se jugó la supervivencia en la máxima competición con un dibujo ensayado en los tres últimos partidos, el mismo al fin y al cabo que llevó al dream team a la conquista del mundo futbolístico.

El Barça atacó Anfield con el mismo plan que tan bien le salió en La Romareda, la noche en que reapareció el dream team, y un solo cambio que nadie discutió en voz alta. Entró Eto'o y salió Giuly. El francés es de los pocos atacantes que guarda la posición, abre el campo y juega al espacio. Al fin y al cabo es un extremo mientras que Eto'o responde al perfil de un ariete clásico que ayer partía desde el margen izquierdo porque Messi quedó volcado a la derecha mientras Ronaldinho se quedó parado como falso ariete. Aunque la alineación era intimidatoria, el perfil del equipo no invitaba al optimismo, no sólo por una cuestión de simetría sino también de inferioridad física, y el cuerpo a cuerpo se imponía en cada rincón de Anfield.

Los azulgrana se recogieron en su cancha ante el achique del Liverpool. Los reds eran un equipo impermeable, de pierna fuerte, muy a gusto en su cuadrilátero. Asfixiado y acorralado, el Barcelona no encontraba ningún callejón para alcanzar el campo contrario y a cambio era exigido por los bandas y amenazado por los remates a media distancia. Los volantes no tenían línea de pase y los delanteros no tiraban un solo desmarque. Tal y como estaban puestos los puntas, no había quien se ganara una ocasión. Únicamente Messi encaraba a Arbeloa. Eto'o, en cambio, no funcionaba como extremo y Ronaldinho no le ganó ni una sola pelota a Carragher en calidad de delantero centro.

Aunque el camerunés y el brasileño se intercambiaron las posiciones, no esponjó su juego el Barça, expuesto a tomar un gol en cada acelerón del Liverpool. Riise y Sissoko remataron a la madera y Oleguer acabó por salvar una triple ocasión. Muy presionado Márquez, los interiores se quedaron sin el balón, retrocedieron y los atacantes jamás engancharon con los medios ni recibieron el cuero con ventaja. Partidos por la mitad, no mezclaban los azulgrana ni en corto ni en largo y ni siquiera tiraron un centro antes del descanso. Espabiló tanto el Barça en la reanudación que Ronaldinho remató al poste nada más recibir de Deco. El encuentro se abrió y Anfield se preparó para un discutir un rato de fútbol. Desfondado Eto'o, reapareció la versión original azulgrana, con Giuly de extremo derecho. El equipo fue más reconocible. El campo se alargó y las dos porterías fueron amenazadas con frecuencia. Aflojó la presión el Liverpool, reventado, y el Barcelona encontró espacios para combinar. Un buen momento para cargar un poco más el juego de ataque. Rijkaard retiró a Thuram para dar entrada a Gudjohnsen y el islandés cruzó a la red un estupendo servicio de Xavi. Había definitivamente partido en Anfield. La Copa de Europa, siembre generosa con los buenos equipos, le concedía la palabra al Barça.

Xavi tomó el mando y los azulgrana rompieron las líneas reds con Ronaldinho como enganche y Gudy en calidad de punto y final. Pese a que fue reiteradamente amenazado en defensa, no reventó el Liverpool, que acabó el partido en el área del Barcelona, convencido de que la eliminatoria no tenía remedio por más que lo hubiera intentado. El arrebato futbolístico del Barcelona no encontró mayor recompensa que una dolorosa victoria por insuficiente ante un rival tan épico como científico. Benítez no sólo ha respetado el modus vivendi de los reds sino que les ha hecho sentir que su carta de naturaleza es la mejor. Aunque ganó el Barça en Anfiel, se clasificó el Liverpool en el Camp Nou. Así de imprevisible es la Copa de Europa.

Deco y Gerrard saltan por el balón.
Deco y Gerrard saltan por el balón.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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