Travesía urbana por Lille
Un paseo desde la Grande Place entre 'brasseries' y floristerías
Un cafetín de nombre Todos los Días Domingo. La veterana pastelería Meert. Una zona con edificaciones de Rem Koolhaas y Jean Nouvel. Y el restaurante Omnia, antiguo cine porno.
Imagínese por un momento en viaje de negocios. Puede usted incluso ser un atareado o una atareada viajante de comercio, una especie de Willy Loman a la europea con circunstancias personales más plácidas, claro. Desde París o Londres llega a Lille en un tren de alta velocidad -en una hora y una hora y 40 minutos, respectivamente- que le deja en la estación de Euralille, centro neurálgico de su actividad industrial. Podría coger el metro, que marcha sin conductores, pero hace un día espléndido y cruza el viaducto Le Corbusier contemplando este distrito futurista proyectado por arquitectos como el francés Jean Nouvel o el neerlandés Rem Koolhaas, y se dice satisfecho que probablemente usted no habría visitado Lille de no hallarse en viaje de negocios.
Porque esta ciudad (que cuenta con 220.000 habitantes), tan al norte y tan extensa que cruza la frontera belga (en el área metropolitana viven más de un millón de habitantes), es una de las más grandes de Francia y su tradición comercial se remonta al siglo XIII cuando los barcos de Flandes surcaban las aguas del Deûle hasta su puerto. Fue importante capital flamenca hasta que Luis XIV la asedió durante nueve días para reconquistarla, y para proteger las fronteras francesas de nuevas invasiones encargó a su mejor ingeniero una gran fortaleza; su trazado poligonal y el uso del agua como elemento defensivo la afamaron como "la reina de las ciudadelas". En el siglo XIX, el área metropolitana creció tanto que absorbió cinco ciudades satélite, dos de ellas del país vecino. Tras una crisis económica, volcó su actividad en el sector terciario y fundó universidades y escuelas hasta ser la cuarta población gala con mayor número de estudiantes, y en 2004 fue Capital Europea de la Cultura. Ahora olvídese de los negocios, pese a que las más conocidas empresas francesas tienen aquí su sede, porque en Lille, ciudad natal de Charles de Gaulle, parece que verá otras cosas.
Quizá el símbolo de su ciudadela sea lo que da a Lille ese carácter de dinámica superación, como si siempre estuviera empujando para expandirse aún más. Esa fuerza centrífuga no se nota desde un café de su Grande Place -Place du General de Gaulle, naturalmente-, con su ordenada sucesión de casas del siglo XVII, así que hay que acceder al antiguo patio de operaciones de la Vieille Bourse para sentir un aire de jornada bursátil en el movimiento en torno a los puestos de los libreros, entre soportales y bustos de hombres ilustres.
Anticuarios y galerías
A unos pasos, en la contigua Place du Théâtre se admira el edificio neoclásico de la Ópera y la suntuosa Cámara de Comercio con su torre del reloj, y uno puede entrar a tomar cualquier cosa en el restaurante y bar Le Moulin d'Or, en la Place du Théâtre, una antigua corsetería de 1813 cuya memoria se conserva entre la fresca amalgama decorativa del local actual con sus maniquíes y todo. Se podría ir luego hasta la comercial y muy bulliciosa Rue de Béthune, o por la Rue Lapelletier, entre anticuarios, galerías y tiendas que sobrepasan el poder adquisitivo de cualquiera, y hallar un cafetín llamado Todos los Días Domingo, que recuerda sin remedio al salón de la abuela, con amarillentos pliegos de periódico y cartas de comercio pegadas por las paredes. Lectores, conversadores y parejas toman el té de la tarde, y algunas madres dan el pecho a sus bebés en los sofás. Es posible que después el destino sea la catedral de Notre Dame de la Treille, terminada hace sólo unos años. Puede que no guste, pero, tras rodearla, uno se adentra en el tiempo por ciertas vías empedradas y sin tráfico, con floristerías, atelliers y bistrots, hasta la encantadora Place aux Oignons y la Rue de la Monnaie con sus fachadas del XVII y XVIII, con sus boutiques de segunda mano donde adquirir alguna prenda más bien chic; y como es pronto, aún se puede visitar el Musée de L'Hospice Comtesse o la casa natal de De Gaulle, que era la de su abuela.
En la Rue des Chats Bossus, uno puede reponer fuerzas en A L'Huitriere; tire la casa por la ventana y pida unas ostras. Si quiere quedar muy bien (usted sabrá con quién), podría llevar algo de la antiquísima confitería Meert de la Rue Esquermoise, donde entre artesonados y mostradores de columnas y volutas doradas se le abrirá la boca ante tanta exquisitez cuyo precio también roza el oro. Si aún tuviera tiempo, cenaría en el lugar de moda: el restaurante Omnia, antiguo cine porno, o en La Cave Gourmande, cuyo premiado menú no defraudará.
Quizá ha terminado sus gestiones y ya esté sentado en su tren. Seguramente piensa que, después de todo, no están mal algunos viajes de negocios y que le apetece volver en septiembre a la tradicional Braderie, cuando los habitantes de Lille toman las calles por tres días para comer mejillones y vender lo que les place en un gigantesco mercado. Y piensa que podría traerse esos trastos que le sobran en casa y venderlos en la calle, como hace todo el mundo.
Ana Esteban (Madrid, 1964) es autora de la novela La luz bajo el polvo (Ediciones del Viento, 2006).
GUÍA PRÁCTICA
Cómo ir- Lille se encuentra a 220 kilómetros al norte de París y a unos 110 de Bruselas. En tren TGV (www.tgv.com) el trayecto desde París dura algo más de una hora y cuesta 37 euros.Cafés, restaurantes y tiendas- Tous les Jours Dimanche (0033 328 36 05 92). 13, Rue Batholomé Masurel. Tés, tartas y menús, de 12 a 15 euros.- A L'Huitriere (0033 320 55 43 41).3, Rue des Chats Bossus. Tienda delicatessen y restaurante.- La Cave Gourmande (0033 320 31 38 43). 23, Rue Royale. Unos 40 euros.- Le Moulin D'Or (0033 320 55 00 10; 33, Place du Théâtre). Comidas, cafés.Museos- Palais des Beaux-Arts (0033 320 06 78 00). Place de la République. Una de las más importantes pinacotecas francesas. Lunes, de 14.00 a 18.00, y de miércoles a domingo, de 10.00 a 18.00.- Musée de l'Hospice Comtesse (0033 328 36 84 00). 32, Rue de la Monnaie. Museo de objetos y muebles que evoca el pasado de Lille. Abre los lunes, de 14.00 a 18.00, y de miércoles a domingo, de 10.00 a 12.30 y de 14.00 a 18.00.- Casa Natal de Charles de Gaulle (www.maison-natale-de-gaulle.org; 0033 328 38 12 05). 9, Rue Princesse.De miércoles a domingo, de 10.00 a 13.00 y de 14.00 a 18.00.Información- www.lilletourism.com.- www.lille3000.com.
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