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Ségolène Royal ficha para su campaña a sus rivales del partido

La candidata socialista incorpora a Fabius y Strauss-Kahn, a quienes derrotó en noviembre

Con el porte recompuesto y una brisa moderadamente favorable, Ségolène Royal ha decidido que Dominique Strauss-Kahn y Laurent Fabius, sus rivales en la candidatura socialista y a quienes derrotó en noviembre, suban al carro de la campaña por la presidencia. Con su brillante intervención del lunes en televisión -superó en audiencia a su rival conservador, Nicolas Sarkozy- ha conseguido un primer éxito: ayer se publicó el primer sondeo que desde hace meses la sitúa por delante del ministro del Interior en intención de voto.

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Royal se disponía a nombrar ayer oficialmente su "consejo estratégico" por medio de un simple comunicado, en un intento de evitar la atención mediática sobre un acto que puede incidir en los desacuerdos internos que han plagado al Partido Socialista francés (PS) en las últimas semanas. Pero a media mañana, el diputado por París Jean-Christophe Cambadelis, hombre de confianza del ex ministro de Economía Dominique Strauss-Kahn, anunciaba ante las cámaras que la campaña de Royal entraba en una nueva fase: "Popularizar el proyecto".

Según Cambadelis, los socialistas quieren volver a la fórmula victoriosa de 1981, que llevó a François Mitterrand al Elíseo, y para ello la sede del PS en la calle de Solferino será "el centro neurálgico de la campaña". Lo cierto es que entre este elegante hotel particular y el cuartel general de Royal, bautizado como "el 2-8-2" en razón del número del edificio del bulevar Saint Germain en el que está instalado, no hay ni cien metros.

"Todo el mundo estará en cubierta; en la campaña de Royal no hay grandes y pequeños", dijo Cambadelis. "Evidentemente", añadió, Strauss-Kahn y el ex primer ministro Laurent Fabius formarán parte de este consejo, así como el primer secretario François Hollande -compañero sentimental de Royal- y también Martine Aubry o los líderes de partidos minoritarios que se han unido a la candidatura de Royal, como Jean Pierre Chevènement o Jean Michel Baylet. En total, hasta una veintena de pesos pesados. Faltará, eso sí, el ex primer ministro y candidato derrotado en 2002 Lionel Jospin, cuya palabra, sin embargo, "será escuchada". Jospin, abiertamente opuesto a la candidatura de Royal, hará campaña "a su manera", según Cambadelis.

"Mayor visibilidad"

Fuentes próximas a Royal señalaron que la candidata ha respetado hasta ahora "el ritmo de cada uno", y que no tiene la intención de "formar el ejército mexicano", pero que sí que ha ofrecido una "mayor visibilidad" a colaboradores que hasta ahora han permanecido más en la sombra. La candidata, cuando el pasado domingo anunció la remodelación, explicó que pensaba rodearse de "un equipo de campaña más tejido y estructurado", para "salir de la autogestión y restablecer la jerarquía".

Esta dicotomía entre autogestión y jerarquía; entre democracia representativa y democracia participativa; entre una concepción vertical de la política y otra que actúa en función de las demandas sociales, es la que está marcando la campaña de la candidata socialista. Su brillante actuación, el lunes, en el programa Tengo una pregunta que hacerle -hecho a medida para su modelo participativo-, le ha permitido reflotar la campaña y reponerse de una serie de reveses, en gran parte atribuibles, paradójicamente, a la falta de coordinación de un buen equipo de campaña jerarquizado.

El último sondeo de CSA para Le Parisien aparecido el miércoles -el primero tras su presencia en TF1- le daba una subida de cuatro puntos que, combinada con la caída de cinco puntos de Sarkozy, la colocaba por primera vez en cabeza en lo que va de año. Este sondeo también mostraba que la carrera al Elíseo se ha convertido en cosa de cuatro: Royal, Sarkozy, el centrista Bayrou y el ultraderechista Jean-Marie Le Pen.

Ségolène Royal y el ex ministro socialista Bernard Kouchner, ayer en París.
Ségolène Royal y el ex ministro socialista Bernard Kouchner, ayer en París.REUTERS

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