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Berlusconi se mantiene en segundo plano durante la crisis

Enric González

El colapso del Gobierno de Romano Prodi pilló por sorpresa a Silvio Berlusconi. El jefe de la oposición no se molestó en seguir la votación del Senado y acababa de comer cuando le dieron la noticia, que en un primer momento se negó a dar por cierta. En cuanto percibió la gravedad de la crisis del centro-izquierda, Il Cavaliere exigió la dimisión de Prodi, algo descontado, y dio un paso atrás. Berlusconi evitó ayer el protagonismo, consciente de que el rechazo a su persona era lo único que podía compactar la coalición prodiana.

Il Cavaliere diseñó una estrategia basada en la paciencia, con el objetivo de que el centro-izquierda no cayera de inmediato y siguiera cociéndose en sus propias contradicciones. El resultado había de ser, según sus cálculos, un triunfal retorno del centro-derecha al poder, en cuestión de un año, con él como líder indiscutible. "Nuestras bases piden que vayamos ya a las urnas", declaró, para presumir de la ventaja que le concedían los sondeos, estimada entre 10 y 12 puntos.

Fuentes de Forza Italia indicaron, sin embargo, que Berlusconi no exigiría elecciones inmediatas en su reunión con el jefe del Estado. Le bastaba, de momento, con la retirada de Prodi (amenazaba con "sacar la política a la calle y reunir cuatro millones de manifestantes" en caso de un Prodi bis) y su sustitución por una personalidad integrada en el centro-izquierda pero sin carga política. Es decir, un Giuliano Amato, actual ministro del Interior, o un Lamberto Dini, ambos con experiencia en la dirección de los llamados Gobiernos técnicos.

Berlusconi no se preocupaba solamente de sus adversarios políticos. También tenía un ojo puesto en sus propias filas y en quienes, como Gianfranco Fini, presidente de Alianza Nacional, aspiraban a sucederle al frente del centro-derecha. Por eso quería gestionar con precisión los tiempos, afianzar su liderazgo y asegurarse de una victoria rotunda en unas elecciones que, para él y para la mayoría de los observadores, habían de celebrarse a medio plazo.

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