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Un acuerdo con indemnizaciones de entre 36.000 y 100.000 euros

El pacto para el cierre de la planta establece indemnizaciones para los empleados de 62 días por año de antigüedad, con un máximo de 60 mensualidades, con una cantidad mínima a percibir de 36.000 euros. Estas condiciones propician que en algunos casos se llegue hasta los 100.000 euros.

Luego viene la recolocación comprometida por la dirección de Reckitt, a través de la empresa especializada Moa. Si se ubican empresas en las actuales instalaciones de la multinacional británica en Güeñes, los despedidos tienen preferencia para trabajar en ellas, según el acuerdo suscrito entre la empresa y los sindicatos.

Algunos miran de reojo al gran proyecto empresarial anunciado a pocos kilómetros, en Alonsotegi, del grupo vizcaíno Afer, que pretende abrir en 2010 una planta para fabricar viviendas en serie, mediante un sistema de módulos. Los puestos de trabajo serían 1.100, la mayor cifra de empleos directos generados en Vizcaya en los últimos 20 años.

El cierre de la factoría de Reckitt en Güeñes cogió por sorpresa al Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya, sobre todo porque la planta tenía beneficios. Además, un mes antes del anuncio de la clausura, logró la recalificación de unos terrenos anejos clasificados como rurales, lo que le reportó unos beneficios de más de cinco millones de euros. La institución foral, que fue la que aprobó definitivamente el cambio urbanístico, rechazó entonces cualquier relación entre el cierre y la recalificación.

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