El Racing despierta a tiempo ante un Nàstic tan frágil como destartalado
Se corrigió a tiempo el Racing para retorcer al Nàstic, equipo a la deriva que hace buenas todas las leyes de Murphy. El conjunto catalán se adelantó en el marcador, pero envalentonado, con las líneas tan abiertas como descompensadas, convirtió su envite en un órdago que aceptó de buen agrado el Racing, más predispuesto a mirar hacia el marco contrario, a triangular, a rasear el cuero, a jugar al fútbol. Resultado: el Nàstic se estiró de los pelos ante el aluvión de goles al tiempo que el Racing se congratuló de resolver un encuentro sumamente sencillo.
Aseado y compacto atrás, el Racing dio una lección de cómo achicar a un equipo que reniega del cuero. Apretó las líneas, avanzó un paso su posicionamiento y se fundamentó en los apoyos defensivos. Algo posible porque el Nàstic sólo dispuso de cuatro hombres por delante de la pelota. Portillo, un manojo de nervios, aislado en la punta de ataque, se fajó en movimientos improductivos, en diagonales despreciadas por sus compañeros y en desmarques desapercibidos. Desasistido como ignorado, Portillo se rebeló mediante aspavientos; inútiles también.
RACING 1 - 4 NÀSTIC
Racing: Toño; Pinillos (Cristian, 73), Rubén, Garay, Christian; Scaloni (Balboa, m.78), Vitolo, Colsa, Serrano; Munitis y Zigic (Juanjo, m. 84). No utilizados: Calatayud, Oriol, Tomás y Momo.
Nàstic: Bizarri; Calvo, Navas, Matellán, Marco; Morales (Generelo, m. 72), Chabaud; Campano (Juan Díaz, m. 64), Merino (Grahn, m. 54), Cuellar; y Portillo. No utilizados: Iglesias, David García, Makukula, Rubén Castro y Juan Díaz.
Goles: 1-0. M. 58. Grahn aprovecha una cesión de Portillo. 1-1. M.59. Scaloni engancha un disparo cruzado desde fuera del área. 1-2. M. 67. Matellán, en propia puerta. 3-1. M. 74. Colsa remata de cabeza un centro de Cristian. 4-1. M. 83. Zigic resuelve desde dentro del área.
Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró la cartulina amarilla a Calvo y Pinillos.
Unos 14.000 espectadores en el Sardinero.
El área contraria fue otra historia. Obcecado el Nàstic en taponar a Zigic, en practicar los dos contra uno para que no prolongase los cueros, desatendió las demás tareas. Pero empecinados en practicar ensayos propios de rugby, Munitis y Colsa, tan valiente como incisivo, no acertaron en sus disparos; parecieron calzarse las botas contrarias al pie adecuado. Así, no sólo tropezó el Racing con la construcción, excesivamente pausada, sino que se le salieron los colores cuando afrontó los últimos metros: bien en el pase final; bien en la definición. Pero el tanto granota de Grahn, recién llegado al equipo, fue la perdición del Nàstic. Poco duró la alegría en casa del pobre. Un minuto, exactamente.
Sin remisión, Scaloni engatilló un majestuoso chut desde fuera del área que, cruzado y a media altura, batió a Bizarri y espoleó a los locales. Matellán, tan desafortunado como infantil, se metió después un gol en propia puerta que acabó por condenar al Nàstic. Roto el partido, Colsa de cabeza y Zigic desde el borde del área chica, sellaron el partido. Abrumado por su descaro, por golpear primero, el Nàstic bajó los brazos en la medida que los levantó el Racing.
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