Cocina moderna a fuego lento
VILLENA, en Segovia, despliega la virtuosidad del 'chef' Julio Reoyo
Por su talante personal y características profesionales, Julio Reoyo es uno de los cocineros más sólidos y paradójicos del ámbito madrileño. Aunque posee una estrella Michelin en El Mesón de Doña Filo (Colmenar del Arroyo, Madrid), trabaja agazapado en Segovia desde hace cuatro años. Aquí parece haber encontrado el sosiego necesario para elaborar los platos que realmente le gustan. Recetas modernas que no renuncian a técnicas de vanguardia, pero que son respetuosas con las bases clásicas. Es decir, con los fondos, los sofritos y las cocciones a fuego lento.
Nunca como ahora Reoyo había alcanzado una madurez semejante. Poco a poco, ha limado defectos sin dar la espalda a sus debilidades culinarias. Entre ellas, la casquería, que domina como nadie. De su pasada ajofilia apenas le quedan detalles. Y de antiguos excesos de grasa, nada de nada. Además, Segovia le ha abierto los ojos a la despensa castellana y a productos de denominaciones e indicaciones geográficas protegidas.
VILLENA
Plaza Mayor, 10. Segovia. Teléfono 921 46 17 42. Cierra los domingos por la noche y los lunes. Entre 45 y 55 euros. Menú gastronómico, 35. Menú degustación, 40. Tempura de ancas de rana, 6. Gallo de corral en escabeche, 12. Manitas de cerdo ibérico con morcilla, 18. Pera asada sobre bizcocho de pistacho, 5,40 euros.
Pan ... 5
Café ... 4
Bodega ... 7
Ambiente ... 6,5
Aseos ... 6
Servicio ... 7,5
En sus especialidades no inventa nada, ni falta que hace. Su tarrina de cabeza de cerdo, que emula la famosa del francés Joël Robuchon, y remata con cola de bogavante, demuestra que, como afirmaba el artista pop Roy Lichtenstein, se puede ser original copiando. Reoyo elabora una cocina comprometida con los sabores tradicionales. Aun así se permite licencias imaginativas. Para corregir la insipidez de unas ancas de rana, las somete al adobo andaluz del típico bienmesabe. Y para equilibrar un poderoso carpaccio de lengua de cerdo, bastante alegre de ajo, añade un suave helado de foie-gras y vinagreta de piñones. Con el rodaballo con alcachofas ratifica que controla los puntos de cocción de los pescados, y con las carnes saca a relucir su particular virtuosismo: deliciosas las manitas de cerdo rellenas de morcilla, y sabroso el cuello de cordero lechal confitado, al que no beneficia el tufillo montaraz del queso de cabra.
ESENCIA CASTELLANA
LA CARTA DE Villena, en plena plaza Mayor, es larga y ambiciosa y constituye un homenaje a los grandes productos castellanos: gallos de Palencia; judiones de La Granja; pichones de Tierra de Campos; trufas de Soria; cerdo ibérico de Guijuelo; ternera morucha de Salamanca; manzana reineta del Bierzo; endibias de Peñafiel; ternera del Aliste (Zamora)... Un lujo gastronómico en los tiempos que corren.
A la hora de elegir, merece la pena reparar en los dos menús de la casa. Por 35 euros (más IVA), el gastronómico incorpora un aperitivo, dos platos, quesos, postre y un vino seleccionado. Y por 40 euros (más IVA), aperitivo, tres platos, quesos y un postre, con dos copas de vino. Menús que se basan en productos de temporada. Lástima que las raciones sean más bien exiguas.
Particular interés merece la lista y el servicio de vinos, a cargo del sumiller Diego Jerónimo. Una relación que, a pesar de estar dominada por los tintos castellanos, concede cancha a marcas relevantes de otras denominaciones españolas, además de vinos internacionales. Tampoco los postres (espuma de chocolate con borracho de naranja; pera asada con bizcocho de pistacho), en otra época una de las asignaturas pendientes de Reoyo, desmerecen de lo salado.
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