Rifle europeo
Pandiani, desahuciado por el Depor, recobra la puntería en el Espanyol
La transformación del Espanyol se entiende a partir de Walter Gerardo Pandiani (Montevideo, Uruguay; 1976), oportunista por definición. No sólo contabiliza ocho tantos en la Copa de la UEFA, que le permiten encabezar la clasificación de goleadores junto a Niculescu (Dinamo de Bucarest) o batir el récord histórico de dianas europeas de los blanquiazules -con la de Livorno superó a Camps, extremo que logró siete en la Copa de Ferias, precedente de la competición actual, de 1962-, sino que ha marcado el punto de inflexión del equipo para voltear su situación. Desahuciado en el Deportivo tras acusar a Tristán de acudir ebrio a los entrenamientos y a Javier Irureta, el técnico de entonces, de permitírselo y desaparecido en el Birmingham durante su breve aventura inglesa, Pandiani ha resucitado en el Espanyol justo a tiempo.
Hace apenas cuatro meses, el Espanyol estaba tan hundido como pesaroso y atribulado. Luis García soltó unas declaraciones altisonantes sobre su precario estado de forma que le costaron dos partidos en la grada. La prensa aireó que el vestuario estaba fraccionado, lo que desmintió sin demasiada convicción el capitán, Tamudo. Y la continuidad del entrenador, Ernesto Valverde, estaba en entredicho. Pero surgió El Rifle. "Esto no puede seguir así. Antes de salir al entrenamiento, hablamos lo que tengamos que hablar!", espetó a sus compañeros al día siguiente de caer en la Copa ante el Rayo Vallecano, un segunda b. Lo padeció Valverde, que esperó solo en el campo hasta la conclusión de la charla espontánea. "Hablaron los más veteranos del fútbol, no del vestuario", cuenta, "y fue fenomenal porque en nada nos parecemos a ese equipo del inicio de la temporada".
Tan mal iban las cosas que parte de la directiva era partidaria de despedir a Valverde. Se puso como tope el partido contra el Athletic. Pandiani, en el último suspiro, marcó el 3-2 victorioso. Luego, frente al Betis, empató el duelo. Y prosiguió la racha con dos tantos ante el Waregem, belga, y otro frente al Ajax, holandés. Valverde no sólo salvó el puesto, sino que hace menos de un mes se le renovó el contrato.
"Pensé que después de eso contaría más. He jugado en todos los partidos, pero sólo sumo 650 minutos. Me molestó un poquito que el míster no me diera más continuidad", comenta Pandiani, que se reivindica con sus goles europeos: "Me mentalizo de que voy a marcar. Parece que es una costumbre, como que lleve el camión o tome mate", explica. De paso, ha roto la tradición de que la delantera se reduzca a Tamudo. "Está claro que este equipo ya no depende de un solo futbolista. Tanto Luis García como Corominas y yo aportamos nuestro granito de arena", conviene. El suyo, si cabe, es el más grande: con los tres de la Liga, suma 11 goles y es el pichichi del conjunto -lleva uno más que Luis García y siete menos de los que predijo a principios de curso-. "Mi objetivo es ir partido a partido y gol a gol", admite. Nada raro. Con otro tanto, según su contrato, recibirá una prima jugosa.
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