Desahucio en Pescadería
El Ayuntamiento de Almería procede al desalojo de 28 viviendas en estado de ruina
El Ayuntamiento de Almería ha iniciado el expediente de desahucio administrativo de las 28 viviendas de las calles Maromeros e Impresores, en el barrio de Pescadería, para proceder a su derribo. Un informe del arquitecto indica que las viviendas presentan un estado de ruina, "en algunos casos enmascarada por diversos repintados y colocación de falsos techos o colocación de azulejos en paramentos verticales". El Consistorio, que ya realojó o llegó a acuerdos con los propietarios de dichas viviendas, se encontró hace dos semanas con que muchas de ellas habían sido ocupadas por varias familias, la mayoría de etnia gitana.
El concejal de Urbanismo, Juan Megino (GIAL), informó ayer de que las familias que ocupan estas viviendas ya han recibido la notificación para que las abandonen de forma voluntaria antes del lunes. "Están corriendo un riesgo cierto, un riesgo físico, las personas mayores y no tan mayores que están allí alojadas. Si, transcurrido ese tiempo, no se ha producido ese traslado espontáneo, se dará traslado de la situación al juzgado de lo contencioso para proceder con los medios que el Ayuntamiento tiene a su alcance al desalojo y la posterior e inmediata demolición", indicó el concejal. El informe firmado por el arquitecto estima el estado de ruina de los citados inmuebles y aconseja que, con carácter de urgencia, se prevea el desalojo de las viviendas y su demolición. "Se constatan humedades generalizadas en las viviendas de ambas calles. Esta humedad afecta a los muros de carga, disgregando sus materiales con la consiguiente pérdida de capacidad portante. Igualmente afecta al pilar que sostiene la jácena para conformar el hueco de escalera, pudiendo en algunos casos verse las armaduras fuertemente corroídas", dice el informe.
Lejos de aceptar el desahucio y los riesgos Juan Antonio Santiago (20 años) se afanaba ayer en colocar una cerradura en la casa que ha ocupado junto a su mujer, Carina Castillo (18 años) y su bebé de dos meses. "Nos vinimos aquí hace dos semanas porque se quedaron vacías y vivíamos con mi suegra. Ya que hemos pillado esta casa, nos quedamos aquí. Si están mal qué le vamos a hacer, mejor será que estar en la calle", justificaba ayer. Otro vecino, Santiago Amador (28 años), se alojó en el número 3 de la calle Maromeros junto a su mujer, Vanesa Salmerón (25 años) y sus tres hijos de 7, 5 y 1 años. Amador tiene una sentencia en contra de un juzgado que ya le obligó en julio de 2006 a abandonar otra vivienda del barrio almeriense de La Cañada. "Yo, cuando vine, hablé con la dueña y me dejó meterme porque ella se fue a otra casa. A mí me tienen que dar una solución. Yo, con tres niños pequeños, no me voy. No tenemos adonde ir", explicó. Una circunstancia desmentida por el edil Juan Megino, quien afirmó a Efe que todas estas familias disponen de un domicilio fijo en la ciudad.
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