El Livorno no evita que su partido ante el Espanyol sea a puerta cerrada
La eliminatoria con el Espanyol es el compromiso internacional más importante en la historia del Livorno. El público local no podrá, sin embargo, acceder hoy al estadio. El propietario y presidente de la entidad, Aldo Spinelli, intentó hasta última hora convencer al Ministerio del Interior de que permitiera al menos la entrada a unos pocos miles de abonados, pero fue inútil. "Jugar a puerta cerrada constituye una injusticia clamorosa para nuestros aficionados y una derrota para todo el fútbol", comentó el técnico, Daniele Arrigoni.
El entrenador del Livorno subrayó los vínculos muy especiales entre afición y equipo para resaltar lo mucho que les perjudicaría el cierre. El público livornés, muy caluroso, no demasiado pacífico y, a diferencia de la mayoría de las aficiones italianas, muy inclinado a la izquierda (la imagen del Che Guevara suele caracterizar la grada), hace del estadio Armando Picchi un terreno complicado para los visitantes. Pero la clausura de los estadios que no cumplen las normas de seguridad vigentes, tras los incidentes de Catania, amenaza con dejar a los livorneses sin fútbol durante muchas semanas.
Aunque el Livorno es más temible en casa que fuera, el domingo, en San Siro, hizo sufrir al Milan hasta el último minuto. Se trata de un equipo organizado y peleón con un tótem indiscutible: Cristiano Lucarelli, nacido en la ciudad y tan fiel a los colores que renunció a ofertas jugosas de varios clubes con tal de volver a Livorno y llevarlo a la Serie A. Lucarelli es el ariete y el alma. El resto de la alineación compone un cóctel bastante afortunado de restos de serie. Galante y Pasquale fueron descartados por el Inter; el veterano central Kuffour, que vivió sus mejores tiempos en el Bayern, es un descarte del Roma; Filippini y Cesar son antiguos laziales. La reciente incorporación de Fiore, rebotado del Valencia y del Torino, ha mejorado la movilidad por detrás de Lucarelli. Y hay que tener muy en cuenta a Passoni, el jugador que piensa por todos, y a Amelia, considerado el portero joven más prometedor del fútbol italiano.
Daniele Arrigoni aseguró ayer que conocía muy bien al Espanyol, que admiraba a Raúl Tamudo (ausente por lesión, como De la Peña) y que temía sobre todo el juego de ataque de sus rivales. Anticipó que la alineación sería, en principio, la misma que el domingo estuvo cerca de empatar en San Siro.
El Livorno-Espanyol, ida de los dieciseisavos de la Copa de la UEFA, dará ocasión, al margen de lo que ocurra sobre el césped, a algo parecido a un reencuentro familiar. El Armando Picchi que da nombre al estadio, livornés y capitán del gran Inter de los años 60, era pariente lejano de Francesc Perelló Picchi, ex presidente del Espanyol, y del actual vicepresidente del club, José Luis Perelló.
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