Carlos Mayolo, cineasta colombiano

Carlos Mayolo (Cali, Colombia, 1945), actor, director y guionista de cine, que triunfó en las telenovelas, murió en Bogotá el 2 de febrero a los 61 años.

La historia del cine colombiano es un capítulo más de una historia más vasta e inabarcable que la historia del cine protagonizada por Gaumong, Hollywood, la UFA, Cinecittà, Bollywood, aunque esté condenada al olvido debido a que la forman los incontables proyectos de películas que jamás llegaron a la pantalla, no por ilusorios e irreales, sino por irrealizados, por irrealizables.

A esa historia irredenta -a ese bulevar de los sueños rotos que no ha encontrado aún la Juliette Greco que lo cante- pertenecen el cine colombiano y uno de sus incuestionables protagonistas: Carlos Mayolo, cineasta empecinado, a prueba de todas las pruebas y decepciones. Un cineasta que, como todos los de la generación de los años sesenta y setenta, debió emprender la tarea de convencer a la gente de que era posible hacer cine.

Por eso organizó cineclubes y escribió o participó en las revistas de cine que fueron surgiendo para convocar a los mejores amantes del cine. Quería pensar el cine en voz alta. Y su apoyo siempre fue generoso a los proyectos de películas de compañeros de generación como Andrés Caicedo y Luis Ospina. A cambio, ellos le permitieron desplegar su extraordinario talento de actor, sarcástico e impetuoso.

Después de las etapas marcadas por los cortometrajes independientes y por ambiciosos largometrajes, Mayolo decidió refugiarse en la televisión. No había otro remedio.

Se convirtió de inmediato en una estrella, primero como actor de las telenovelas Mi alma se la dejo al diablo y Los pecados de Inés de Hinojosa, y luego como realizador de seriales como La otra raya del tigre y -sobre todo- Azúcar y hombres, en la que puso en juego toda su capacidad de cuestionar a la oligarquía azucarera, que enseñorea en Cali, su ciudad natal, y a la que su propia familia no era ajena. La invocación y la exhibición de los fantasmas y los vampiros fue su forma de exorcizar su herencia.

Su filmografía incluye los documentales Oiga Vea (1971), Sin telón (1973), La hamaca (1975), Agarrando pueblo (1976) y Aquel 19 (1985). Entre los largometrajes destacan Bienvenida a Londres (1978), Carne de tu carne y La mansión de Araucaima (1988). En cuanto a su participación en el cine internacional, actuó en Cobra verde, bajo la dirección de Werner Herzog.