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"Un preso modélico"

En el perfil del arrebatado Laureano Oubiña todo es exagerado. Ha batido el récord de detenciones y juicios por contrabandista de tabaco y narcotraficante. Padre de familia numerosa, ha pasado de la ruina más absoluta a ser el hombre más envidiado por el pazo de Baión, aunque siempre dijo que era el gerente y no el dueño. La justicia dejó en blanco este capítulo y admitió que eran unos familiares de Oubiña y tres empresas panameñas los propietarios. Tras su decomiso, todavía no se ha resuelto quiénes serán los dueños de la mansión.

A sus 60 años, después de varias estancias en la cárcel, Oubiña es uno de los históricos del narcotráfico que más portadas de periódicos ha ocupado, aunque con la prensa ha mantenido una de sus particulares cruzadas. Le han condenado por robar uvas, cohecho e intento de agresión a un guardia civil. Y se ha atrevido a todo, desde recusar tribunales hasta desafiar a la Interpol como prófugo de la Justicia. Fue el primer narcotraficante español que apareció en los archivos de la DEA (la agencia antidroga norteamiricana) como el principal distribuidor de hachís paquistaní.

Desde que fue detenido en la isla griega de Halkida y extraditado a España en diciembre de 2000, Laureano ha tenido oportunidad de conocer la prisión sin privilegios. Pero sus quejas y reclamaciones se cuentan a cientos, aunque las autoridades penitenciarias le califican de "preso modélico".

En uno de los últimos escritos de su puño y letra, en el que reclamaba la libertad condicional, Oubiña dice: "En todo momento he sido totalmente participativo, ocupando mi tiempo en actividades socio-culturales". Y aportaba un diploma de electricidad, su acceso a la UNED y certificado de asistencia a la escuela de tutorías. Además es auxiliar de limpieza de zonas comunes y de peluquería, y frecuenta el gimnasio. También dice que tiene multitud de recompensas por laboriosidad, escolaridad y buena conducta, y que cuenta con el arraigo y el apoyo familiar de sus hijos, nietos y de su actual esposa, de nacionalidad italiana. "Me comprometo a hacer buen uso del permiso, acatar las medidas cautelares y prepararme para mi vida laboral estable y llevar una vida de respeto hacia mi persona y mi familia, fuera de la comisión de delito alguno". Por último, asume el "total asunción y arrepentimiento de los delitos cometidos".

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