Huracán defensivo del Barça
El Joventut se estrella contra el muro azulgrana en el decisivo tercer cuarto
Basile estuvo fantástico, Navarro se entonó y Lakovic acabó colaborando con brío en la tarea, pero si el Winterthur Barcelona se plantó en la final de la Copa del Rey fue gracias a su defensa. El quinteto de Dusko Ivanovic se convirtió en una cueva insondable en un tercer cuarto determinante en el que asfixió al DKV Joventut: 11-28. Las pasó canutas el Barça porque también le costó atacar el último as en la manga que se reservó Aíto García Reneses: una defensa en zona con la que se recuperó en parte el Joventut. Pero la hemorragia había sido tan descomunal que Navarro y compañía tuvieron colchón y tiempo de sobra para dar con la solución y rematar la victoria.
La Copa confirmó su tendencia carnavalesca, esa permisividad puntual por la que determinados equipos que parecen una cosa acaben revelando un rostro totalmente diferente. El Barcelona ha sufrido de lo lindo esta temporada. Tuvo que llegar al último instante del último partido para lograr el billete para Málaga. Incluso durante todo el primer tiempo del partido frente a la Penya mostró un juego desmadejado. No le entraban los triples, perdía balones, no creaba situaciones idóneas para que Navarro armara el brazo... No se encontraba a gusto. Sus jugadores parecían sometidos a una sesión de tortura. Todo lo contrario que los del Joventut, que disfrutaban con el juego vivaz y efervescente impulsado por Rudy, Ricky y Bennett. Pero el tercer cuarto, ése en el que una y otra vez se ha estrellado a lo largo de esta campaña, fue en esta ocasión aquél en el que el Barça metió la directa hacia la final.
DKV JOVENTUT 70 - W. BARCELONA 84
DKV Joventut: Bennett (6), Rudy Fernández (16), Barton (6), Gaynes (10) y Archibald (10) -equipo inicial-; Ricky Rubio (4), Flis (0), Laviña (0), Betts (9), Vázquez (4) y Huertas (5).
Winterthur Barcelona: Lakovic (14), Navarro (14), Basile (16), Trías (16) y Marconato (8) -equipo inicial-; Ukic (5), Grimau (2), De la Fuente (7), Kakiuzis (0) y Vázquez (2).
Árbitros: Bertrán, Pizarro y Redondo. Señalaron técnica a Dusko Ivanovic, entrenador del Barcelona, por hacer un gesto despectivo (m. 20).
Primera semifinal: 9.500 espectadores en el Pabellón Martín Carpena.
4º CUARTO- 21-20
3º CUARTO- 11-28
2º CUARTO- 19-20
1º CUARTO- 19-16
Los de Ivanovic no controlaron el partido hasta que decidieron penetrar a canasta
El Barcelona no entró en el partido hasta que, visto su escaso tino en el tiro exterior, se decidió atacar la defensa del Joventut a base de penetraciones a canasta. Era un recurso. El otro, jugar balones interiores para sus pívots, se sabía de antemano que le iba a resultar dificilísimo. La Penya contaba para el envite con más altura y peso en el interior de la zona, dada la baja de Kasun. La impresión previa fue ratificada por la floja aportación de Vázquez, apenas recuperado del esguince cervical que sufrió en el duelo del jueves contra el Unicaja. Sin embargo, los pívots y la excelente disposición permitieron al Barça dominar el rebote defensivo. Capturó siete más que el Joventut. A la que Navarro se entonó y acompañó a los dos mejores jugadores del partido, Basile y Trías, el Barça dio la vuelta a la tortilla. De perder por ocho puntos (14-8) pasó a dominar por cinco tras los primeros triples de Navarro y Lakovic (29-34).
Una serie de acciones deficientes, una falta en el ataque, una pérdida de balón porque Basile tardó más de los cinco segundos reglamentarios en ponerlo en juego y una falta técnica al temperamental Ivanovic fueron aprovechadas por la Penya para pasar de un 29-34 a un 38-34. El partido despedía el aroma típico de los que acaban siendo dirimidos por el canto de un duro. Nada más lejos de la realidad. El Barcelona apretó las tuercas en la defensa en el tercer cuarto y secó el ataque del cuadro de Badalona, que perdió el hilo por completo. Su desplome fue fulminante. Ni Rudy, ni Bennett, ni Gaines, ni Vázquez ni Laviña encontraban el aro.
El Barcelona dio tal estirón que dejó el partido visto para sentencia (45-64) cuando faltaba un minuto todavía para el final del tercer cuarto. Una jugada antes, Aíto recurrió a una defensa en zona 1-3-1. Era probablemente la última tentativa. Tal vez demasiado tardía, sobre todo visto lo que sucedió. Resultó que al Barça se le indigestó de tal forma que pasó por ciertos apuros. Tardó en encontrar las claves para atacarla, se situó mal en la cancha y movió peor el balón. El Joventut redujo su desventaja y llegó a poner en un brete al Barça en dos ocasiones (57-66 a falta de ocho minutos y 67-73 a falta de tres), pero Ivanovic pidió tiempo muerto y sus jugadores acabaron certificando su pase a la final de una competición que no ganan desde 2003.
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