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Reportaje:

La mayor gasolinera del sur de Europa

El vertido del 'Sierra Nava' vuelve a poner en cuestión la seguridad en el Estrecho

El estrecho de Gibraltar es una de las tres mayores autopistas del mundo para buques. Más de 96.000 barcos al año y el 10% del tráfico marítimo mundial. Una intensa circulación que incluye el paso de unos 5.000 petroleros. Muchos de estos buques paran a repostar en los puertos de Algeciras y Gibraltar, que suministran unas 6,2 millones de toneladas de combustible cada año. Estas gruesas cifras implican la amenaza de un vertido de crudo en una zona de alto valor ecológico.

El buque Sierra Nava, encallado en la Bahía de Algeciras desde el 28 de enero, ha refrescado la memoria de este peligro latente al verter unas 70 toneladas de combustible a las puertas del Parque Natural del Estrecho. El espeso chapapote ha traído además el funesto recuerdo del Prestige, y las alarmas han saltado cuatro años después.

"La fama de punto negro es injustificada", dice el presidente del puerto de Algeciras
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El Estrecho es el punto donde coinciden la masa de agua atlántica y mediterránea y esto deriva en fenómenos de afloramiento que se traducen en una alta productividad y diversidad de especies marinas. "A pesar de ser una zona muy contaminada, el fondo marino es muy rico, acuden orcas siguiendo al atún rojo y las poblaciones de cetáceos son muy abundantes", explica la bióloga Pilar Marcos, de WWF Adena. Esta organización ecologista reclama como primer paso urgente la ampliación de la zona de protección del Parque Natural, que sólo abarca una milla marina, y que el Estrecho sea considerada como una "zona especialmente sensible" por la Organización Marítima Internacional.

La principal amenaza para este valioso ecosistema donde habita la lapa patelas ferruginia, conocida por los expertos como "el lince del mar", está en el suministro de combustible, al margen del inevitable tráfico de unos 250 buques al día.

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Si el Puerto de Algeciras suministró 2,2 millones de toneladas de combustible el pasado año, el de Gibraltar elevó su cifra hasta los cuatro millones de toneladas. La explicación es simple: el precio del combustible es más ventajoso en la colonia al estar sujeto a menores impuestos, y el coste de las tasas y tarifas portuarias son más caras para los armadores. Las críticas de los ecologistas se dirigen hacia la práctica del ship to ship (aprovisionamiento de combustible de barco a barco) ejercida por el Puerto de Gibraltar, donde existen dos enormes "buques tanques" que almacenan más de 40.000 toneladas de combustible, al no disponer de depósitos en tierra firme.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea desestimó en 2003 el recurso presentado por la Comisión Europea contra el incumplimiento de 11 directivas sobre normas medioambientales. Esta situación dejó a Gibraltar fuera del control de la UE en cuanto a circulación de mercancías y, por tanto, a las operaciones de aprovisionamiento de combustible y existencia de las gasolineras flotantes fondeadas en su puerto. "El peligro existe en todos los puertos en los que se atraca, pero nosotros siempre tratamos de minimizar el riesgo de accidentes", responde James Ferro, capitán del Puerto de Gibraltar. Fuentes oficiales de la colonia aseguran que el puerto opera siempre "en estricto cumplimiento de las reglas de la UE".

El presidente de la Autoridad Portuaria de Algeciras, Manuel Morón, defiende una actividad que reporta al Estado beneficios millonarios. "El bunkering (aprovisionamiento de combustible) debe seguir existiendo. Sería absurdo hacer entrar a un barco sólo para tomar combustible. Los barcos buscarían otra alternativa si hubiera que atracar. Se irían", opina. "El Estrecho tiene una fama de punto negro injustificada, porque con su enorme tráfico los accidentes han sido mínimos", se queja.

Sin embargo, para Greenpeace la bahía de Algeciras "está jugando a la ruleta rusa" con el ingente suministro de combustible en ambos puertos, que denuncian supone "una bomba de relojería". Su responsable en España, Juan López de Ugalde, reclama "un régimen especial de vigilancia, control y sanción para la bahía de Algeciras y Gibraltar" y censura el ship to ship ejercido por la colonia británica: "Gibraltar no atiende a ningún otro interés que el económico, que es inmenso, y sólo cataliza los problemas de la parte española gracias al vacío legal. Por si fuera poco, cuenta con la connivencia de España porque entre las empresas figura Cepsa".

El tráfico del Estrecho seguirá en aumento, pero el reparto del lucrativo pastel será mayor cuando entre en funcionamiento el nuevo puerto proyectado por Marruecos, Tánger Med. En caso de un vertido, España y Marruecos se regirían por el Convenio Marpol de 1973 y por el tratado OPRC , suscrito bajo el auspicio de la ONU en 1990, confirma un portavoz de Marina Mercante. Pero ambos países no cuentan aún con un acuerdo bilateral para coordinarse ni con una delimitación exacta de las aguas.

Mientras, la asociación ecologista Nerita denuncia el gran aumento del varamiento de especies marinas en la costa. La media se ha incrementado hasta llegar a los 60 animales al año, entre los que destacan los ejemplares de la ballena durmiente o calderón. "Los animales tienen marcas de hélices, su estómago está lleno de residuos como plásticos, o tienen su sistema inmunológico muy debilitado por las sustancias tóxicas acumuladas", apunta Marcos.

El equilibrio entre energía y medio ambiente no es sencillo. "Todos queremos que el coche arranque por la mañana y la energía hay que traerla, pero la sensibilidad ecológica tiene tolerancia cero con los vertidos. La foto de la gaviota manchada siempre está ahí", avisa Adolfo Serrano, director del Centro Tarifa-Tráfico.

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