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Reportaje:

Majorica va otra vez de perlas

En 2006 ha ganado 600.000 euros, después de tres años de pérdidas

El negocio de joyería barata y perla artificial de la centenaria Perlas Majorica ha regresado a los números negros. En 2006 la compañía ha dado unos beneficios de 600.000 euros, tras tres años de pérdidas y caída de ventas y casi una década de deriva empresarial. La firma de los clásicos collares de perlas de Mallorca, desde 2003 está en manos de Saga, un grupo radicado en Taiwan que produce complementos de moda, joyas y bisutería para marcas internacionales y pertenece a dos gestores franceses, Yann Sandt y Claude Ries, que viven en Hong Kong y poseen varias fábricas en China y Tailandia.

Un 14% de las más de sus 600.000 piezas anuales se montan en las factorías de Oriente, aunque los 25 millones de perlas siguen manufacturándose en Manacor, sede de la histórica central perlera. Pese al sobrecoste laboral y de transporte, Saga niega la amenaza de deslocalización. Más de 350.000 turistas visitan al año las tiendas centrales de Manacor, donde se genera un cuarto de la facturación total. Las ventas netas fueron de 25,7 millones en 2006, un 21% más que el año anterior.

Saga ha aplicado cirugía mayor y reformas profundas para sanear cuentas y modernizar diseños en la centenaria firma perlera manacorí

Majorica ha tenido una travesía azarosa en el cambio de siglo. Saga da por escrito el diagnóstico. "Por un exceso de costes fijos, una estructura obsoleta, el exceso de deuda y una gestión errática", según el director general, Carlos Puig, y el director financiero, Pablo Rivas. En 1998, la antigua empresa fue vendida por los fundadores a Alpha, de la familia latinoamericana Santo Domingo, que reflotó La Casera.

Saga recuerda que aquella primera venta fue por 60 millones de los que 54 eran en deuda, la mitad en manos de un solo banco. Alpha fracasó en la renovación y en la búsqueda de salidas y Majorica suspendió pagos. En 2002 sucedió un nuevo cambio de propiedad, con la aparición del grupo de inversores de grandes familias catalanas liderado por Rafael Español, de La Seda. Español con su equipo negoció un convenio de acreedores y dio entrada a Saga como accionista al 50% primero, para después cederle el 100% del capital.

Saga aplicó cirugía mayor y reformas profundas. Según sus informes el expediente de reducción de empleo pactado ha sido drástico: en la factoría de Manacor se pasó de 405 empleados en 2001 a 175 en 2006, mientras que en el área comercial se incrementó de 69 a 119 empleos. "Una gran parte del personal iba de un sitio a otro transportando cosas, mientras el diseño industrial era obsoleto", explica un director actual.

Merced al pacto gubernamental-laboral-empresarial para salir de los agobios, se procedió a la venta del solar de la fábrica por 12,1 millones para su explotación inmobiliaria, partida que bastó para sanear la deuda. Una ayuda para tecnología de más de un millón del Gobierno balear asegura la fabricación en Mallorca. Los trabajadores recuerdan que Saga tiene un compromiso de invertir cuatro millones. Saga observa que invirtió 6 millones.

Las 19 tiendas propias en El Corte Inglés son una plataforma comercial importante, con 4,4 millones de ventas. Otros 6,3 son de clientes domésticos y 7,1 proceden de las ventas en Estados Unidos. "El único punto negro han sido las exportaciones hacia Europa, que han caído un 5%".

En 2007 pretenden consolidar el crecimiento, con un resultado en el margen de explotación en torno a 4 millones de euros, y un incremento de las ventas que alcanzarían beneficios de 30 millones de euros, un 20% más que en 2006.

Imagen tomada en 2001 de la sede de la veterana fábrica.
Imagen tomada en 2001 de la sede de la veterana fábrica.TOLO RAMÓN

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