Relevo en la gran patronal
Díaz Ferrán defiende el contacto fluido con los sindicatos para el buen entendimiento y la paz social que mantuvo Cuevas
En 1984, José María Cuevas Salvador, un ejecutivo bajito y campechano de 48 años, sustituía como presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) a Carlos Ferrer Salat, un patrón clásico, espigado, del que había sido secretario general. Ahora, cuando se van a cumplir 23 años, Cuevas ha anunciado que va a dejar el cargo. Su sustituto será, con toda probabilidad, Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal madrileña CEIM.
Cuevas lo ha dejado todo bien atado. El pasado octubre propuso un cambio de estatutos que establece que si se produce la vacante de presidente, el sustituto tendrá que salir de los 11 vicepresidentes y cumplirá el mandato para el que fue elegido. Es decir, hasta 2010.
Cuevas, que cumple 23 años al frente de la patronal, recibió ayer el elogio de sindicatos y políticos
Ni Cuevas era un desconocido cuando accedió a patrón de patronos ni Díaz Ferrán lo es. El primero, que provenía del sector del papel, nunca fue un propietario al uso. Era un ejecutivo curtido en la etapa franquista que se las sabía todas. Cuando sustituyó a Ferrer se dijo que era un presidente de transición. En febrero del año pasado se presentó para su séptima reelección, y si no es por esos problemas de salud superaría el cuarto de siglo. Se dio la circunstancia de que Cuevas, a punto de cumplir 72 años, no presidió la votación de la reforma de los estatutos porque estaba ingresado por una intervención coronaria. A pesar de que Cuevas presentará su renuncia el próximo 14 de febrero, el traspaso de poderes no se producirá hasta "mayo o junio", según fuentes de la CEOE.
Gerardo Díaz Ferrán (Madrid, 1942), a diferencia de Cuevas, es un empresario-propietario que comenzó de cobrador en una empresa de autobuses de su padre compaginando trabajo y estudios. Luego constituyó Trapsa, su primera empresa, también de autobuses, que centra la actividad en la periferia de Madrid. De aquel embrión surgió un grupo que hoy está formado por Viajes Marsans, Hotetur, Pulmantur, Spanair y Aerolíneas Argentinas, principalmente, y del que Díaz Ferrán es copresidente junto a Gonzalo Pascual (el grupo G y G, como se les conoce dentro del sector). Desde hace cinco años preside CEIM, cargo por el que accedió a una vicepresidencia de la patronal, y desde julio la Cámara de Comercio de Madrid.
Cuando se produjo el relevo de Ferrer por Cuevas, Díaz Ferrán era un afiliado más a CEIM que vivió de lejos el intento de José Antonio Segurado de desbancar al elegido por la cúpula empresarial. Cuevas, que ya había empleado todas sus artes para ganarse a la gran mayoría del empresariado y tejer una maraña de control en la cúpula de la patronal, ganó por goleada. Ahora es difícil que Díaz Ferrán encuentre dificultad alguna, aunque él prefiere no hacer ningún comentario sobre la sucesión hasta que no se produzca.
La forma de hacer de Cuevas, modesto y pegado al terreno, que le gusta jugar al dominó los fines de semana, contrastó con la de Ferrer Salat, erudito, de corte aristocrático y menos dado a remangarse hasta altas horas para negociar convenios. El que está llamado a ser el tercer presidente de la CEOE, aficionado a esquiar y jugar al tenis y al mus, "tiene las ideas tan claras" como Cuevas, para el que sólo tiene alabanzas: "Ha conseguido que en la cúpula empresarial estén integrados todos los colectivos, lo que ha facilitado las relaciones con los sindicatos". Su predicamento pasa, igualmente, por "mantener un contacto fluido y abierto con los sindicatos para lograr el buen entendimiento y la paz social".
Dicen de él que es tan duro y tenaz en las negociaciones cuerpo a cuerpo como Cuevas, una de cuyas máximas era "no destruir nunca definitivamente, pase lo que pase, los puentes de diálogo entre los agentes sociales". Ayer, éste recibió los elogios de los sindicatos.
Hace 23 años le definían como "un profesional del acuerdo, una persona muy pegada al terreno, dura y que sabe muy bien lo que quiere y por dónde va". Apenas ha cambiado la apreciación. "Y lo que ha quedado manifiesto es que sindicatos y patronal han logrado un clima social envidiable por el que se han alcanzado acuerdos muy beneficiosos para el país y que deja aparcadas las diferencias políticas, que las hay", según Ferrán.
Cuevas también recibió reconocimientos desde el terreno político. Partidario acérrimo de la libertad de empresa y del despido libre, mantuvo discrepancias con los Gobiernos en materia laboral; pero siempre fue respetuoso con las decisiones estrictamente políticas, a diferencias de otros dirigentes empresariales. Su sustituto in pectore, partidario del diálogo y de la búsqueda de consensos, sabe lo importante que son las buenas relaciones: "Soy empresario por encima de todo y creo que debemos llevarnos bien con el Gobierno que elijan los ciudadanos porque creemos en la democracia". No en vano, sus empresas han progresado con uno y otro Gobierno.
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