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Reportaje:

Adiós al mejor semental

'Barbaro', un gran purasangre, tuvo que ser sacrificado por una lesión

José Marcos

Después de ocho meses de lucha enconada, de someterse a una operación quirúrgica de mil diablos, de que los solventes veterinarios de Hospital Kennet Square de Pensilvania (EE UU) le insertasen 23 clavos en la rodilla y aledaños de su pata derecha trasera, Barbaro, campeón del Derby de Kentucky, fue sacrificado el lunes por las "insalvables" complicaciones del posoperatorio. "Pues claro, inmovilizar a un caballo, que repose, es una tarea muy difícil; no es una persona a la que le dices 'quietecito y hazme caso", afirma el preparador Mauri Delcher. "Lo ideal es que se recupere en un prao, pero con una triple fractura...", refiere Ceferino Carrasco, jockey en los tiempos de Claudio Carudel y ahora jefe de pista del hipódromo madrileño de La Zarzuela.

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Viendo que Barbaro no se recobraba de una laminitis -en su versión extrema implica la separación del casco de las extremidades- en sus cuartos traseros, sus cuidadores le practicaron la eutanasia. "Llegamos a un punto en que iba a ser difícil que no sufriera", relató Roy Jackson, copropietario del caballo, quien optó por el sacrificio "como la decisión correcta". "Decidí no continuar con el tratamiento porque las probabilidades de éxito eran muy escasas", abundó Dean Richardson, jefe de cirugía del New Bolton Center. "Con lo que son los estadounidenses, seguro que no tenían más remedio", relata Juan Rodríguez, durante 37 años el veterinario responsable de La Zarzuela. A las 10.30 al paciente le fue suministrado un tranquilizante con efecto inmediato. Según Rodríguez, seguramente fue "una dosis muy fuerte del barbitúrico T-61, que paraliza tan rápido los músculos que hay que apresurarse en sacar la aguja".

"La pérdida de Barbaro es lamentable, tanto por el aspecto económico como por el genético", interviene Fernando Melchor. El presidente de la asociación de criadores no tiene duda: "Los caballos buenos se entregan más" y, por tanto, tienen "más riesgos de sufrir accidentes". Fue el caso. El velocista -"aparte de ser un animal es un deportista", cita Delcher- se desbocó por la adrenalina y siguió galopando, ya lesionado, durante la segunda ronda de la triple corona en Baltimore del pasado mayo.

Para hacerse una idea de la montaña de euros que sería Barbaro como semental, de la calaña de Storm Cat y de Sadler's Wells, con una cotización de 75 millones de euros, valga el siguiente cálculo, en función de las cubriciones anuales -pongamos una cifra razonable de 125 a 300.000 euros- y multiplicando el resultado por 2,5: "Barbaro valdría unos 95 millones", sentencia Melchor.

Millón arriba millón abajo, el destino de Barbaro era ineludible: "Al final, un caballo con tres patas y media no soporta su peso ni para cubrir las yeguas", dicen los expertos sanitarios. Al menos, el campeón no cayó en la pista: "En ese caso se coloca un biombo que le tapa de la grada durante la eutanasia, no como hace 25 años", narran varias voces. Barbaro murió lejos del calor de la grada. "¡Qué lástima! Por cierto, uno de los mejores caballos que monté fue Serial, de la cuadra Asturias. Se recuperó de una fisura y corrió con unos cuantos clavos. Ganamos", cierra Carrasco.

El jinete Edgar Prado cabalga en mayo de 2006 en Kentucky a lomos de <i>Barbaro.
El jinete Edgar Prado cabalga en mayo de 2006 en Kentucky a lomos de Barbaro.AP

Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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