"Tan pequeños y muertos así"
Tres hermanos de 7 y 15 meses perecen por inhalación de humo en el incendio de su vivienda en un pueblo de Teruel
Tres bebés murieron ayer en un incendio declarado en su vivienda en la localidad turolense de Torrecilla de Alcañiz, y otros cuatro niños y tres adultos resultaron heridos de diversa consideración. Los siete menores, de entre siete meses y 12 años, se encontraban en la vivienda cuando se declaró el incendio y estaban con su madre, su tía y su abuela.
Un niño de cuatro años fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Infantil de Zaragoza por inhalación de humo, y la hermana mayor, de 12 años, había sido trasladada al mismo centro, donde anoche permanecía en la unidad de quemados con quemaduras de segundo y tercer grado en el 15% de su cuerpo, que la afectaban las manos, cadera y muslos. El pronóstico de ambos era reservado. No se temía por su vida.
El menor más grave, el de cuatro años, fue trasladado directamente en el helicóptero de Emergencias 112 desde Torrecilla a Zaragoza; otros dos niños de ocho y cinco años presentaban intoxicación por humo; el segundo fue dado de alta ayer; al igual que la tía y la abuela de los pequeños. La madre continuaba ingresada.
Los bebés fallecidos eran hijos de Silvia, una ecuatoriana de 31 años, y de su marido, un sevillano con el que llegó al pueblo hace algo más de un año. Luego vinieron desde Ecuador los otros cuatro hijos de la mujer para vivir con su familia en España.
Los fallecidos son dos gemelos, de siete meses, y un niño, de 15 meses, que murieron al inhalar el humo que produjo el fuego que arrasó su vivienda, situada en el centro de la localidad turolense.
Todo apunta a que el fuego se inició en una estufa situada en la sala. Según indicó ayer el presidente regional, Marcelino Iglesias, aunque aún no se había elaborado un informe oficial de los bomberos, las primeras hipótesis se inclinan por considerar que la estufa pudo provocar la combustión de una cortina de la estancia. Los equipos de extinción que acudieron para sofocar las llamas y rescatar a los 10 miembros de la familia definieron el espectáculo que se encontraron como "un infierno". El juzgado de Alcañiz será el encargado de investigar las causas del siniestro.
La tragedia se produjo poco después de las diez de la mañana, cuando un vecino oyó gritos y vio el humo que salía de la casa situada en la calle que baja de la iglesia del pueblo. Era Tito, un niño de cinco años que pedía socorro desde la vivienda. El hombre acudió en ayuda de la familia con una escalera. Luego con la pala excavadora de un tractor logró acceder al tercer piso y, ayudado por otro joven del pueblo, pudo rescatar a dos de los pequeños. Los vecinos intentaron apagar las llamas y sacar al resto de los niños. El pueblo entero, una localidad de 468 habitantes, se volcó intentando ayudarles.
Cuando llegaron los servicios de bomberos desde el parque provincial de Alcañiz, situado a poco más de 18 kilómetros, la fachada del edificio estaba ya en llamas, tuvieron que abrirse paso entre ellas para llegar a la segunda planta de la vivienda donde encontraron a los tres bebés: uno en su cuna y dos sobre la cama, y un cuarto niño escondido bajo ella.
Carlos Martín, responsable del parque de Bomberos de Alcañiz, recordaba: "Accedimos con equipos de respiración abriéndonos paso entre las llamas que subían de la primera planta, y cuando llegamos al segundo piso nos encontramos con los tres más pequeños y otro escondido, protegiéndose, bajo la cama".
Las labores de reanimación no dieron resultado. El hermano de cuatro años fue evacuado a Zaragoza dada su gravedad. Martín dice que es uno de los sucesos más graves en los que han intervenido "sobre todo por la edad de las víctimas".
La familia arrastra desde hace tiempo la tragedia; el cabeza de familia había muerto el pasado 31 de diciembre en un accidente de tráfico, y dejó a su familia desamparada. Él cuidado de sus hijos impedía a Silvia trabajar y la familia sobrevivía gracias las ayudas sociales.
Del cabeza de familia, fallecido recientemente, que era presidiario, los vecinos prefieren no hablar. Nadie sabía si estaba con un permiso, -porque trabajaba en el campo- o si disfrutaba ya de libertad. Había protagonizado un intento de suicidio el pasado verano tirándose de cabeza a la piscina vacía del pueblo.
El último día de diciembre salió con su coche y se estrelló contra otro vehículo en el que viajaban dos jóvenes de una localidad cercana. Murió en el accidente. Desde entonces su mujer se encerró más en sí misma.
En el pueblo tenían poco trato con la familia, y los pequeños acudían a la escuela sólo cuando les llevaba algún hermano.
Ayer, estaban todos en la casa con su madre, su abuela y una tía que había llegado de Zaragoza, donde residía, para pasar la jornada con ellos. "Ha sido todo horroroso", comentaba una vecina. "Yo estoy consternada. Tan pequeños y muertos así. El espectáculo era, hay que decirlo así, dantesco... Llamas, humo...".
El alcalde de la localidad, Pedro Mindán, a quien costaba articular palabra, declaró por la tarde ante el juez. "Vamos a decretar varios días de luto y ver cómo les ayudamos". El pleno decretó la concesión de ayudas, tres días de luto oficial, y la suspensión de las fiestas de San Blas y Santa Águeda, que se celebran entre el día 3 y el 5 de febrero
El presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, que se encontraba de visita oficial en la zona, acudió por la tarde al Hospital de Alcañiz para visitar a los heridos. Habló con el alcalde para arbitrar ayudas, pero lo cierto es que el pueblo se volcó con ellos.
Los niños serán realojados con familias del pueblo hasta que se encuentre una casa en la que puedan vivir. Hasta ahora malvivían sin recursos en una casa en buen estado con patio y tres plantas. La casa, alquilada, la pagaban con ayudas. Había un patio, una sala y una cocina en la primera planta, y otras dos plantas con las habitaciones.
Los restos mortales de los tres pequeños fallecidos recibirán sepultura hoy a las cuatro y media de la tarde en la localidad de Torrecilla. Anoche los cuerpos se encontraban en el tanatorio de Alcañiz, donde se les practicó la autopsia.
Los vecinos de esta localidad que se asoma al río Mezquín en el Bajo Aragón turolense tardarán en olvidar la tragedia, que intentaron evita infructuosamente.
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