Detenido por contratar a una banda para un secuestro en Tenerife

El español Jesús Miguel Serrano, de 44 años, ha sido detenido como el supuesto inductor del secuestro de un industrial italiano de Tenerife, para lo que había contratado a nueve rumanos especializados en asaltos a viviendas. El grupo llegó a entrar a la casa del empresario, a cuya mujer e hijo, de cuatro años, golpearon con violencia. Los investigadores no descartan que el objetivo final era matar al secuestrado, que también es prestamista.

La pesquisa comenzó después de que la Embajada rumana avisara a la policía de un compló para un secuestro en España, para lo que había sido contratada una banda rumana dirigida por Ioan Margine. El grupo, con pasaportes checos falsos, llegó el día 15 a Tenerife. Sus primeros movimientos en la isla, vigilados por el Grupo de Secuestros y Extorsiones de la policía, fueron comprar guantes, pasamontañas, cuerdas y cinta de embalar. El secuestro estaba previsto para la madrugada del sábado al domingo.

Los agentes interceptaron los teléfonos de los asaltantes. "Vamos a conseguir un gran pastel", susurraron cuando ya estaban ante la casa del italiano, en la localidad de Los Realejos. También escucharon cómo un español con acento canario les informaba de los movimientos de la víctima, dueño de un restaurante, varios negocios de compraventa de coches y prestamista. Los agentes corrieron hacia la casa cuando oyeron los gritos de la mujer y de su hijo al ser atacados por los asaltantes, que pensaron que el objetivo estaba dentro porque su Ferrari estaba en el garaje.

Un equipo del GEO pudo detener a parte del grupo. Otros tres rumanos fueron arrestados en una pensión, uno de ellos herido de bala tras enfrentarse a la policía. El resto fue detenido en hoteles de Santa Cruz de Tenerife. El español, ex socio de la víctima, fue detenido con el teléfono por el que informó a los secuestradores, desde la barra del restaurante del italiano, de los movimientos de la familia. Los investigadores creen que la víctima había prestado dinero a un tercero, que preparó el secuestro para no pagar. "No se descarta que su fin último fuese el asesinato, ya que habían comprado plásticos", según fuentes policiales.