Santana Motor se reinventa
La firma de todoterrenos culmina el plan para diversificar su producción con nuevos socios
Santana Motor ha dejado de ser una fábrica exclusiva de todoterrenos. De sus plantas en Jaén saldrán este año vagones, aerogeneradores y vehículos contra incendios, fruto de las alianzas con CAF, Gamesa e Iturri. La firma, propiedad de la Junta de Andalucía, también da un volantazo comercial de la mano de Iveco.
Iveco distribuirá un 4×4 de Santana, y de las plantas de Jaén saldrán vehículos contra incendios, vagones de metro y aerogeneradores
La historia reciente del único fabricante andaluz de automóviles está marcada por la amenaza de cierre desde que Suzuki, su último socio privado, decidiera en 1994 cambiar su participación directa por un acuerdo de distribución comercial y licencias para producir en Jaén varios modelos de todoterreno. En 2001, las pérdidas llevaron a la Junta a inyectar 240 millones de euros para salvar la factoría. Se vendieron varias líneas de negocio a ocho subcontratas, se recolocaron a 400 empleados en esas empresas y se prejubiló a otros 615. Además, se empezó a invertir en la transformación de los todoterreno de Suzuki en modelos propios.
Pero en 2004 la Junta comprobó que no era suficiente. La producción de modelos propios no iba a bastar para compensar el fin del acuerdo de distribución comercial ese mismo año y la caída de ventas de los modelos japoneses fabricados en Jaén, condenados a la desaparición. El consejero andaluz de Innovación, Francisco Vallejo, anunció entonces un plan para diversificar la producción de la compañía y designó como nuevo presidente a Juan Luis Muriel. El objetivo era encontrar empresas con las que formar nuevas sociedades de mayoría privada para desarrollar otros productos industriales.
Dos años después de la puesta en marcha del plan, para el que se preveía una financiación de 200 millones de euros, Santana Motor ya tiene sus socios. El primer acuerdo se alcanzó con la compañía vasca CAF para fabricar vagones de metro y tren. Los encargos de la Junta (metro de Sevilla, tren ligero de Vélez-Málaga) aceleraron el arranque y en julio pasado salió ya el primer vagón de la planta de Linares que usa la nueva sociedad. El segundo acuerdo se cerró a finales de 2005 con la empresa de energías renovables Gamesa. La nueva firma empezará en febrero con la construcción de torres de aerogeneradores. Y la Junta anunció hace dos semanas la constitución de una tercera sociedad con Iturri, compañía especializada en temas de seguridad, con la que fabricará vehículos de emergencias a partir del verano.
"La búsqueda de socios para poner en marcha el plan de diversificación ya se ha cerrado", asegura Vallejo, "hay contactos con otras empresas pero aún están en una fase muy inicial". El consejero andaluz sostiene que el desarrollo del plan permitirá "rebajar los costes indirectos, reducir la dependencia del automóvil y volver a beneficios en 2008". Según las cuentas de la Junta, los nuevos negocios aportarán "entre un 10% y un 15%" de la facturación de Santana en la fase de arranque, aunque la meta es que crezcan hasta suponer la mitad del negocio.
Con el apoyo de sus socios, Santana Motor ha acondicionado dos plantas de montaje en Linares y una en La Carolina, que ha aportado a las tres sociedades. El presidente de Santana explica que la compañía destina empleados cualificados de su plantilla (563 personas) a los nuevos proyectos: por ahora, 60 en la sociedad con CAF y 30 con Gamesa. Esa asignación de mano de obra se cobra a las nuevas sociedades y, de paso, evita que haya trabajadores subempleados en el montaje de vehículos. Otra vía de ingresos es la prestación de servicios (administración, marketing, informática) desde los departamentos de Santana Motor a las nuevas sociedades. "Así repartimos los costes indirectos, que antes tenían una repercusión demasiado alta en el precio de los coches", añade Muriel.
Santana Motor, como remarca su presidente, ha pasado años "muy complicados". Aunque ya fabrica dos modelos propios, el Aníbal y el Santana 300/350 (evolución del Suzuki Vitara), no alcanzan ni de lejos las cifras de los anteriores modelos japoneses. Y la versión del Suzuki Jimny que aún se fabrica en Jaén acusa ya la falta de ventas por su próxima desaparición. Pero es que, además, la producción del Santana estuvo varios meses parada en 2006 para adaptarse a la nueva norma europea sobre emisión de gases contaminantes. Y la fabricación de vehículos tocó fondo.
Pese al descenso de ventas y vehículos, Muriel asegura que las pérdidas volvieron a bajar en 2006 -"estamos casi en economía de guerra", bromea-. Y las perspectivas son mejores para este año, y no sólo por los nuevos negocios. El flanco débil de los modelos propios es su distribución internacional. Sin el apoyo de Suzuki, la Junta se lanzó a buscar un socio comercial y lo encontró a mediados de junio pasado en el gigante italiano Iveco, filial de vehículos industriales de Fiat.
El acuerdo inicial preveía que Santana fabricara una versión mejorada del Aníbal (más potencia y prestaciones) para comercializarlo como Iveco Massif a partir de este mes de marzo. El 4×4 de Santana ya había logrado un contrato con el Ejército de Tierra español (entre 1.000 y 1.500 unidades hasta 2009) y la filial de Fiat quiere aprovechar esa experiencia para optar a nuevos contratos en otros países. Pero es que además el consejero delegado de Iveco, Paolo Monferino, confirmó esta semana que se construirá una versión corta y otra descapotable, más orientadas al mercado civil.
Para terminar de armar el rompecabezas queda la negociación final con Suzuki. La licencia del Jimny expira en 2008 y todos dan por sentado que no habrá más prórrogas. Pero la Junta negociará para que la compañía japonesa traspase a Santana derechos sobre patentes y utilizar la base del Jimny en un nuevo modelo propio. "Nuestra relación ha sido excelente y queremos que el apretón de manos final también lo sea", resume Vallejo.
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