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Reportaje:La convivencia en las aulas

La indisciplina en clase

Los docentes de secundaria apuntan a los conflictos con los alumnos como su mayor escollo laboral

Luis Doncel

Escena 1. Un chico saca el móvil del bolsillo y empieza a charlar en medio de clase. El profesor se acerca y le dice que no puede interrumpir así las explicaciones. El muchacho se envalentona, arrincona al adulto y lo amenaza. Sus padres, días más tarde, justificarán la travesura, ya que la llamada era "urgente".

Escena 2. Un adolescente interrumpe constantemente la clase durante más de media hora. Cuando el profesor, fuera de sus casillas, explota, los amigos del alumno graban con un teléfono móvil su furia. Las risotadas se oyen en los pasillos.

Son dos casos reales. A petición de los consultados, no se mencionan ni los nombres ni los centros. Nadie dentro de la comunidad educativa duda de la veracidad de estas situaciones. Las discrepancias comienzan cuando llegan las valoraciones sobre su alcance.

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El sindicato Comisiones Obreras, mayoritario en la educación no universitaria, considera que se trata de casos "esporádicos". Y que la discusión sobre la violencia ejercida hacia los docentes hay que enmarcarla en el debate global sobre la convivencia en la escuela.

La Asociación Nacional de Profesores de Enseñanza (ANPE), segundos en representación,

perfila un panorama más pesimista. Según este sindicato, la ansiedad y la depresión que acompañan al síndrome del profesor quemado se han hecho más comunes por la pérdida progresiva de autoridad que ha sufrido su figura.

Y, por último, la Consejería de Educación tercia en el debate asegurando que las relaciones en las aulas madrileñas son razonablemente buenas.

La profesora de Psicopedagogía de la Universidad de Alcalá de Henares, Sol Andrés, califica de "irrelevantes estadísticamente" las situaciones de violencia. Anticipa que un informe del Defensor del Pueblo hará pública en los próximos días la tendencia a la disminución en los conflictos entre alumnos y entre alumnos y profesores.

Este estudio, que compara la situación actual con la de 2000, también refleja una mayor implicación de los educadores en la formación específica para la mejora de la convivencia.

El servicio del Defensor del Profesor que ANPE puso en marcha en diciembre de 2006 ha recibido desde entonces 1.700 llamadas de maestros madrileños desesperados. Un 3,6% de los 47.000 profesores que enseñan a escolares de entre 3 y 18 años en la región. Entre las situaciones que en ese teléfono han narrado, las más numerosas son en las que los menores impiden que la clase se desarrolle con normalidad por asuntos tan dispares como no llevar el material escolar, vocear en clase y eructar.

Las agresiones físicas son menos frecuentes: en 14 meses, el Defensor del Profesor ha recibido poco más de 150 denuncias. Lo mismo ocurre en las quejas recibidas en el servicio de asistencia jurídica de la Consejería de Educación. De las 323 consultas realizadas, 99 se debían a agresiones, injurias o calumnias. De estas reclamaciones, la Consejería ha abierto 23 expedientes.

Todos los educadores consultados aseguran que la indisciplina de los alumnos es la barrera más importante con la que chocan a la hora de desarrollar su trabajo, en mayor medida que los actos violentos. Los cursos más problemáticos son 2º, 3º y, en menor medida, 4º de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

La extensión de la escolarización obligatoria hasta los 16 años ha provocado que en los institutos convivan chicos interesados en los estudios con otros que, en palabras de muchos profesores, han sido "aparcados en clase". "Indudablemente, esta extensión fue un avance social, pero también ha contribuido a un deterioro en el clima de convivencia", asegura el secretario de Educación de CC OO, Paco García.

Los padres de la Federación Giner de los Ríos llevan un mes y medio reuniéndose con sindicatos de profesores y de alumnos, directores de centros y especialistas de la Universidad para elaborar un documento en el que se contrasten los puntos de vista de todos los implicados. La presidenta de la Federación de Padres de Alumnos, Mercedes Díaz, espera hacer públicos los resultados el próximo mes.

Sólo les falta verse con los representantes de ANPE, pero hasta ahora el diagnóstico de todos los consultados es unánime: "No hay problemas graves de violencia; el reto consiste en atender al alumnado tan diverso que tenemos en los centros madrileños". Díaz también reclama la necesidad de incorporar a nuevos profesionales (orientadores, psicólogos, trabajadores sociales y logopedas) que apoyen al profesorado. "Cuando se habla de violencia, se está acusando a nuestros hijos. Y queremos dejar claro que no estamos criando a pequeños delincuentes", añade.

La profesora Andrés menciona estudios en los que únicamente el 19% de los docentes denunciaban problemas de convivencia en general. Según otro informe del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, el 80% de escolares y el 90% de profesores calificaban de satisfactorio el nivel de convivencia.

"Tenemos problemas que hay que afrontar, pero no conviene magnificarlos", añade. Como ejemplo de estas "exageraciones", cita el Estudio Cisneros VIII, encargado por ANPE. En él se afirmaba que uno de cada cuatro profesores (el 24%) de enseñanza pública madrileña era víctima directa de violencia por parte de alumnos y de padres.

El diagnóstico de Andrés es que, con los cambios experimentados en la escuela, los alumnos y su forma de relación, ya no se puede aplicar el modelo de autoridad antiguo, "en el que el profesor es Dios". "Hay que controlar a la clase con modelos muy democráticos. Los profesores que más problemas tienen son los que no se han adaptado a este modelo. Bien porque se aferren a la autoridad antigua, bien porque se pasen al otro lado, que se quieran convertir en amigos de los alumnos y ponerse a su nivel", concluye.

Escena 3. Un alumno de primaria mete a una compañera en un contenedor. El maestro se reúne con el padre del agresor. En la entrevista, éste le arrea una bofetada. Fue necesaria la intervención de un juez de Menores. Ya en la ESO y con la ayuda de los servicios sociales, un programa piloto de aprendizaje de la convivencia logró que este chico abandonara sus conductas violentas.

50.000 firmas para llegar hasta la Asamblea

Al menos, 50.000 firmas. Es lo que necesitan reunir los sindicatos UGT y CC OO para llevar a la Asamblea de Madrid una iniciativa legislativa popular que pretende prevenir los problemas de convivencia en las aulas. Según el secretario de Educación de CC OO, Paco García, la extensión de la educación obligatoria, la diversidad del alumnado y otros cambios sociales han propiciado un deterioro en el clima de convivencia.

Y dado que el problema tiene muchas causas, los sindicatos proponen una ley integral que lo aborde desde distintos ámbitos. "No queremos sólo medidas paliativas, Las preventivas son necesarias", explica García.

Entre otros puntos, reclama la implantación de un Plan Regional de Convivencia, la asistencia letrada a los profesionales implicados en algún conflicto y un programa de formación para todos los educadores.

El sindicalista afirma: "Educar es hoy una tarea más compleja que nunca y todo el esfuerzo recae sobre las espaldas del profesor". Según García, hace un año que solicitaron un plan similar a la Consejería de Educación y el resultado ha sido igual a cero.

Obviamente, el consejero Luis Peral no comparte su opinión. "En los centros de Madrid hay una buena convivencia, con situaciones problemáticas aisladas y minoritarias", asegura. Frente a la iniciativa de CC OO, replica: "Algunos se creen que han descubierto el Mediterráneo y proponen medidas que ya se han tomado aquí".

El consejero desgrana las medidas que su departamento ha puesto en práctica en los últimos tiempos para mejorar el clima que respiran los chicos de 3 a 18 años: "34.000 alumnos y 1.365 profesores participan al año en el programa Convivir es vivir, en el que se realizan talleres para fomentar las actitudes de respeto y de formación del profesorado".

Peral se ha comprometido a que a finales del curso 2007/2008 todos los centros madrileños cuenten con un plan de convivencia. Y este asunto no se salva de la lucha partidista: "Todas las comunidades gobernadas por el PP y Navarra nos hemos puesto de acuerdo para adoptar esta medida", afirma. Cuando se le pregunta por qué sólo han tomado esa decisión las regiones populares, Peral responde que "ojalá" también lo hubieran hecho las socialistas.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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