La socialista Royal cae en las encuestas tras un nuevo choque con su partido
La candidata suspende al portavoz de campaña por denigrar a su pareja y secretario del PS
Un nuevo episodio de confusión se sumó ayer a la crisis que estos últimos días atraviesan las relaciones entre el equipo de campaña de la candidata del Partido Socialista (PS) a la presidencia francesa, Ségolène Royal, y el aparato del partido. Para reafirmar su autoridad, suspendió durante un mes a su portavoz, Arnaud Montebourg. El que fuera líder de la corriente Nuevo Partido Socialista (NPS) había bromeado en televisión sobre el primer secretario del PS, François Hollande. Preguntado sobre el principal defecto de Royal, Montebourg respondió: "Sólo tiene un defecto, su compañero".
Preguntado por el principal defecto de la candidata, el portavoz dijo: "Su compañero"
"Ha sido suspendido de sus funciones, no hablará más en mi nombre durante un mes", anunció Royal. "Restablezco el orden justo", añadió, "no es siempre fácil para una mujer establecer su autoridad". El portavoz del Partido Socialista, Julien Dray -un hombre muy próximo a Royal-, intentó quitarle hierro al asunto. "Eso se llama humor", dijo. Pero también anunció que habrá "ajustes" en la campaña para "subir el nivel de juego".
El incidente llegaba acompañado de nuevos sondeos que detectan el efecto de la entrada en campaña del candidato de la derecha gubernamental, Nicolas Sarkozy, sobre la popularidad de Royal. Una encuesta del instituto BVA para Orange señala una caída de 10 puntos respecto al mes de noviembre en el número de franceses que admiten que podrían votar por ella, que se sitúa ahora en el 58%.
El diario Le Parisien, por su parte, da una caída de cinco puntos en intención de voto para Royal en la primera vuelta, lo que la deja en el 29%. Sarkozy también baja, pero sólo dos puntos, por lo que se sitúa en cabeza con un 30%. Más claro es el resultado de la misma encuesta sobre una hipotética segunda vuelta entre ambos candidatos. Sarkozy sube cuatro puntos hasta el 52%, que son los mismos que baja Royal, que se sitúa en el 48%.
Llovía sobre mojado, porque la broma de Montebourg -pues así la definió él mismo- llegaba sólo unos días después de que Hollande fuera tajantemente descalificado por la candidata y madre de sus hijos cuando propuso un aumento de los impuestos sobre quienes ganan más de 4.000 euros al mes. No sólo se desmarcó, sino que además encargó a su derrotado adversario Dominique Strauss-Kahn que se hiciera cargo del tema de la fiscalidad. Toda una humillación añadida para Hollande a quien, sin embargo, la opinión pública -o al menos las encuestas- parecen dar razón.
Según el instituto BVA, el 50% de los franceses y el 64% de los simpatizantes socialistas están a favor de las propuestas sobre la fiscalidad lanzadas por el primer secretario.
Montebourg se subió a la candidatura de Royal en las últimas semanas de la campaña interna socialista, lo que ésta valoró, no sólo por la ayuda que recibía, sino porque dentro del Partido Socialista representaba la cara más agradecida de la renovación. Al mismo tiempo, aportaba un importante apoyo doctrinal en función de su propuesta de renovación de las instituciones francesas bautizada como la VI República, en oposición a la actual.
El portavoz ahora suspendido representa también la brecha -para algunos el desencuentro más absoluto- que se puede detectar entre el aparato del Partido Socialista y la organización de campaña que Royal ha construido al margen de la formación. Las críticas de muchos líderes socialistas, en el sentido de que no sólo no se les consulta nada, sino que ni siquiera se les comunica la agenda de campaña, llenan los medios de comunicación franceses.
Las relaciones de Montebourg con Hollande, al menos en el plano político, son de total desencuentro. En el último congreso del PS, el portavoz optó por desmarcarse deliberadamente del consenso construido por el primer secretario. Suspendiendo a Montebourg, Royal no sólo reforzaba su autoridad, sino también la de su compañero Hollande, y la honra del partido. El primer secretario se apresuró a declarar que el asunto había quedado zanjado. "El incidente ha concluido", dijo.
Montebourg ya se había disculpado de forma inmediata cuando la noche del miércoles, en el programa Le Grand Journal, de la televisión privada Canal+, una emisión de tono desenfadado, dio la explosiva respuesta. Ante la incredulidad general del público presente en el plató, precisó que era una "broma para hacer reír". Y ayer por la mañana presentó su dimisión y pidió disculpas públicamente a la pareja Royal-Hollande. Este pequeño castigo le permitirá, de todos modos, estar presente en la parte más intensa de la campaña electoral.
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