Elmer Symons, 50ª víctima mortal
El surafricano sale despedido por delante de su moto al cruzar un río seco y se rompe el cuello
Con el mismo gesto que hace un año, aunque unos miles de kilómetros más al norte de donde murió el australiano Andy Caldecott, Étienne Lavigne, el director del Rally Dakar, anunció ayer a los periodistas que viajan con la caravana de la carrera que el motociclista Elmer Symons, de 29 años, había fallecido tras sufrir un accidente en el kilómetro 142 de la etapa especial del día. La muerte del surafricano, que participaba a los mandos de una KTM y ocupaba el puesto 18º en la clasificación general, es la 50ª en toda la historia de la prueba.
En el preciso instante en que cualquiera de las motos sufre una desaceleración brusca, su Iritrack (dispositivo de presencia) se activa de forma automática y manda un mensaje de texto directo a la sede de la organización, en París. La alerta de la de Symons, dorsal 107, saltó a las 9.16 horas. Alertado inmediatamente, el helicóptero médico acudió a las coordenadas exactas, en una zona rápida de la contrarreloj, a 263 kilómetros de Ouarzazate, donde se ubicó el final de la etapa. Pero, a pesar de llegar al lugar tan sólo ocho minutos después del siniestro, los doctores sólo pudieron certificar la muerte del piloto.
"Symons se ha separado de la ruta por la izquierda y, al pasar por un río seco, ha salido despedido por delante de la moto. Al caerse, ha dado muchas vueltas. Ha muerto en el acto", afirmó Lavigne. Como le ocurrió a Caldecott en 2006, Symons se rompió el cuello al golpearse contra el suelo.
"Iba por una pista rápida, de piedra, detrás de Sala y otro piloto, y me los he encontrado junto al chico, que estaba tendido. Me han preguntado cómo se activaba la baliza de emergencia y la he conectado. Se había hecho mucho daño", aseguró Jordi Viladoms, mochilero de Marc Coma y que, pocos momentos antes, ya había atendido a Alain Duclos, otro accidentado durante la etapa de ayer.
Jefe de una empresa especializada en la exportación de piezas de metal desde Estados Unidos hasta Suráfrica, Symons tomó parte en otras dos ediciones del Dakar, aunque hasta este año siempre lo hizo como asistencia de otro piloto. En esta ocasión, y con la ayuda de su hermano Kingsley, que le acompañaba como mecánico, se inscribió como participante.
"Estas carreras son muy difíciles, pero quienes intervienen son conscientes de que hay riesgos", declaró Lavigne. "La historia del Dakar está hecha de este tipo de accidentes. Esta competición tiene riesgos, como los tienen otros deportes, como la montaña o el mar", justificó el francés, director de la prueba desde hace dos ediciones. Y cerró: "Los competidores saben que puede ser fatal".
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